CUANDO TODO ESTÉ DE KABEZA… DIBUJAR
El caricaturista Mario Juárez, mejor conocido como Kabeza, celebró 25 años de carrera con la publicación de Elpanicómic, libro que retrata cómo la creatividad le ha ayudado a hacer que los esporádicos ataques de pánico que experimenta sean productivos y a
“Todo el mundo me exaspera. Pero me gusta reír. Y no puedo reír solo” EmilCioran
Ideado como una tira cómica exclusiva de redes sociales, El Panicómic tomó forma durante el año 2017 mientras Kabeza, instalado en su hogar, enfrentaba uno de esos ataques de pánico con los que ha tenido que lidiar durante varias etapas de su vida. Así comenzó a hacer un repaso gráfico por su carrera profesional, desde su atracción por el dibujo, su primer contacto con el trabajo de Rius y Abel Quezada, hasta sus inicios en la redacción del Diario de
Chihuahua en 1992. Pasando por el origen de su seudónimo, su ingreso a la escuela de arte y su incursión, en el año 2000, al periódico MILENIO. Sin embargo, en el transcurso de narrar su andar por la carrera de monero, descubrió que debía incluir a esa carga que lo ha acompañado desde pequeño y decidió “salir del clóset de su pánico” retratándolo como una iguana gigante con alas que se aferra a su espalda para sobrevivir. Magú, autor del prólogo del libro y legendario caricaturista, definió a este “acompañante incómodo” como “don Miedo Neurótico Bájale de Wiwis”, a la vez que aplaudió que entre el monstruo alado y Mario Juárez (1973) se haya logrado una “inteligente y sana convivencia de la que todos salimos beneficiados, pues, el miedo, el horror y el pánico a la vida, son una carga que se alivia si se tiene sentido del humor”. ¿Para quién es este libro? Para todos, como lo iba a subir en Facebook yo lo hice pensando en mis amigos. De la gente cercana pocos sabían de los ataques de pánico, sabían algo pero no todo. Ya después, cuando lo terminé dije: “de todos modos salí del clóset de mi pánico, no es algo que tenga que avergonzarme”, le puse el humor que pude y creo que hay muchas personas con ataques de pánico que pueden identificarse con él. A mí me sirvió de desahogo, pero tal vez a otra gente les puede servir de consuelo. ¿Estás de acuerdo con llamarle Don Miedo Neurótico Bájale de Wiwis a esa iguana grandota que te acompaña? No, eso es cosa de Magú, yo de hecho no le pongo nombre, ya hasta el final me di cuenta que lo que estaba teniendo eran ataques de pánico, pero no sabía exactamente qué eran hasta que fui a un psiquiatra y me dijo. Pero en el cómic nunca lo bauticé, lo usé como un símbolo nada más. ¿Y en la vida diaria sigue siendo eso, un ataque de pánico y nada más? Sí, es aprender a vivir con eso, como casi todos cargan con algo, a mí me tocó andar cargando con ataques de pánico que tengo controlados con medicamento, pero no es algo que se te quite, es algo que siempre traes ahí y en cualquier momento se prende o se activa. ¿Cuando uno descubre de una manera más tangible alguna carga, ya sea por su nombre o de algún otro modo, es más fácil afrontarla? Sí, para mí fue como si me quitaran un peso de encima cuando me dijeron que lo que yo estaba sintiendo era una enfermedad real y que no me lo estaba imaginando, fui con psiquiatra y me dijo “lo que tú tienes se llama así y mucha gente lo padece, pero se puede controlar”. Ahí pensé “ya por lo menos sé que no me estoy volviendo loco”, es una sensación muy fea sentir pánico sin ningún motivo. Una viñeta en el libro dice que en las mañanas ibas a la escuela para ser pintor y en las tardes ibas al periódico a trabajar de monero, ¿ahora trabajas como monero de tiempo completo y en tus ratos libres pintas? Sí, vivo haciendo caricaturas, es con lo que sobrevivo y la pintura es algo que siempre me ha gustado y lo hago, de repente hago mis cuadros y si se puede llego a exponer en algún lado, pero no es algo con lo que yo pueda subsistir todavía. Mis monos son los que me han hecho sobrevivir hasta ahorita. ¿Cómo fue definiéndose tu estilo para dibujar? Con el tiempo, creo que lo estilos se hacen copiando a los demás cuando estás empezando casi siempre empiezas queriendo ser otro y a lo mejor le robas una forma de hacer aspectos a un dibujante, luego ves a otro dibujante y dices “este hace muy padre los ojos” y con eso vas “robándote” las cosas de los demás. Así tú vas armando tu estilo con el tiempo. ¿En qué momento llega el humor a tu vida? Todos tenemos humor, pero en diferente sentido y es algo que se desarrolla. También hay cosas que te influyen para ejercitarlo, como lecturas, amigos o películas. Todo influye para hacer un estilo de humor, así como haces tu estilo para dibujar. De acuerdo al Panicómic, así como Abel Quezada te influyó para realizar tus dibujos en un primer momento, Emil Cioran influyó en la manera en la que haces humor. Yo a Ciorán lo descubrí cuando se murió, leí la noticia, luego salió una entrevista y me llamó mucho la atención. Empecé a leer sobre él y yo andaba en una etapa medio depresiva y sí fue como una salvación leer sus cosas pesimistas, pero también con mucho humor; en sus aforismos decía unas cosas terribles, pero al mismo tiempo tenía un humor negro escondido. Entonces me sentí muy identificado. A veces el humor más escondido es el que se queda… Ese es el que más me gusta, el que la gente no capta a la primera. Un humor que, aunque suene a cliché, sea más inteligente. Que cuando tú lees o lo escuchas te sientes bien y dices “ah, mira, me está tratando como una persona que tiene cerebro, no me está tratando como un tonto”. Me gusta ese ingenio. ¿Los memes pueden reemplazar al cartón político? El tema de los memes se me hace padre porque es gente que no se dedica a eso, ósea que no trabaja de caricaturista o humorista, pero todos tenemos humor y utilizan fotos para hacer un chiste. Yo lo veo más como puntadas, pero no algo que tenga más fondo, por eso no lo veo como competencia. Aunque sí hay unos muy buenos, pero son cosas diferentes. La segunda parte del Panicómic está integrado por una antología de tiras cómicas de la serie “Momentos cumbres”, publicadas originalmente en el blog personal de Kabeza, donde aborda la tragicomedia del amor no correspondido.