Carajo, los Reyes Magos no existen, ¿verdad, Armando?
Estoy triste. En estos tiempos de desesperanza, creí en enero de este año haber descubierto un milagro. Creí, y así lo escribí ( https://goo.gl/
Mp4mXc), que los mexicanos habían encontrado durante las vacaciones de diciembre al hombre que sería el mejor candidato a presidente de México: Armando Ríos Piter.
Le recuerdo la evidencia del milagro: entre los días 1 y 17 de enero de este año, 483 mil 877 mexicanos entregaron su firma a Armando Ríos Piter. Treinta mil 242 mexicanos por día, mil 260 por hora. Se decía que hasta los tres Reyes Magos firmaron. Era más milagroso aún, y mayor prueba del amor de los mexicanos por este guerrerense en 2018, que eso lo consiguieron con solo dos mil auxiliares activos. Claro, hay que decir que hay entre ellos el verdadero héroe, un auxiliar que lleva registrados 55 mil apoyos en 93 días; 591 por día, 24 por hora. Me dicen que se llamaba Melchor, ¿o Gaspar? Ahora resulta que el milagro no era tal. Cuando el INE hizo la cuenta final, resulta que un millón y medio de las firmas eran apócrifas entre simulaciones, fotocopias, otro tipo de documentos no válidos y credenciales que no estaban en la lista nominal.
Ríos Piter enfureció. ¿Cómo que no había milagro? Si la gente me ama, gente de carne y hueso, como le gusta decir a él. ¿Hay otro tipo de gente, por cierto?
El Tribunal Electoral o Prife (como le llama un vecino de páginas) analizó su caso y pidió al INE que le diera unos días para revisar si por algún error terrible alguien había confundido apócrifas con carne y hueso. Valga la pena decir que el equipo de Ríos Piter nunca había acudido al INE a verificar sus firmas.
Entonces, Ríos Piter utilizó la técnica que yo utilizo cuando quiero hacer sentir mal a alguien: llegó una hora antes de la cita que le había dado al INE y los acusó de impuntuales, de no estar listos y luego, enojadísimo, se puso a dar de gritos a todos y, harto, se fue.
Luego hizo un video para Facebook. No habrá verificación de firmas.
Porque la neta, la neta, Ríos Piter sabe algo que yo en enero había olvidado: los milagros navideños no existen, los Reyes Magos ni siquiera son los papás, son los magistrados del Tribunal Electoral. O ahora, dice Armando, los de la Corte Internacional. Ellos traen los regalos a los independientes. Estoy triste, quise creer en los milagros.