Milenio Puebla

¿Será candidato El Jaguar?

- Ricardo Alemán

E l 4 de julio de 2016 — con el título “Guerra mortal, antes de 2018”—, aquí dijimos que la “verdadera guerra a muerte” previa a la presidenci­al de 2018 no se dará en el Estado de México, como muchos suponían.

También explicamos que la verdadera batalla tampoco se produciría en la disputa por las candidatur­as presidenci­ales de PRI, PAN y PRD, sino que “la madre de todas las batallas para 2018 se producirá en la renovación del Tribunal Electoral del Poder Judicial”.

Por eso, señalamos que “de los equilibrio­s que se consigan en el nuevo Tribunal Electoral dependerá la suerte legal de las elecciones de 2018… por eso el toma y daca entre la Corte y el Senado; entre los poderes Legislativ­o y Judicial”.

Hoy, casi dos años después, los hechos nos dan la razón. En medio de la escandaler­a general, de la crítica y de acusacione­s sin fundamento en todos los frentes, el Tribunal Electoral subió a la boleta presidenci­al a Jaime Rodríguez

Calderón, un tramposo de “siete suelas”. ¿Pero qué creen? Sí, el mismo Tribunal Federal podría incluir en la misma boleta “al rey de las trampas”, Armando Ríos Piter.

En efecto, por increíble que parezca, el aún precandida­to Armando Ríos Piter podría llegar a la boleta presidenci­al, a pesar de la montaña de trampas que hizo durante la recopilaci­ón de apoyos

ciudadanos.

¿Y por qué un tramposo de ese calado podría ingresar a una boleta presidenci­al de por sí manchada por otro tramposo como ElBronco y por un pillo como Ricardo Anaya?

Por una razón elemental. Porque si los magistrado­s del Tribunal Electoral siguen un guión idéntico al que utilizaron para llevar a la boleta a ElBronco, esos mismos magistrado­s tendrán que subir a ElJaguar. La zoología electoral, “unos bueyes que ayudan a un bronco y a un jaguar”, dicen en redes.

Pero la gran pregunta está en otro lado. ¿Quién es responsabl­e de lo que parece “una monstruosi­dad” electoral a los ojos ciudadanos? ¿Quién debe asumir la culpa, el INE o el TEPJF, por llevar a la boleta a ElBronco y de abrir la posibilida­d de que ElJaguar también sea premiado a pesar de las trampas?

Cuando se consulta al INE, los consejeros del árbitro electoral acusan a los magistrado­s del tribunal y dicen que no tomaron en cuenta las trampas cometidas por los candidatos independie­ntes.

Sin embargo, los magistrado­s del tribunal dicen que los verdaderos responsabl­es son los consejeros del INE, quienes incluso tratan de meter la mano en las decisiones del colegiado conocido como TEPJF. ¿A quién le asiste la razón? Una primera aproximaci­ón sobre lo ocurrido muestra que el Tribunal Electoral se limitó a verificar si el candidato motejado como ElBronco contaba o no con el número de apoyos para alcanzar el umbral que exige la ley.

En cambio, le correspond­ía al INE y no al tribunal, valorar la calidad y legalidad de los apoyos recibidos por ElBronco. Y es que el INE es la única instancia capaz de demostrar la validez o la nulidad de los apoyos, en tanto que la responsabi­lidad del tribunal era valorar y calificar, como ya se dijo, si los candidatos reunían el número de apoyos estipulado­s por la ley.

Solo el INE en tanto instancia responsabl­e de todo el procedimie­nto para la recolecció­n de firmas podía acreditar si los respaldos ciudadanos eran legales, legítimos y podían ser validados o si habían sido recolectad­os de manera tramposa, incluso de personas muertas.

Es decir, el INE tenía la responsabi­lidad “cualitativ­a” de los apoyos y el TEPJF la responsabi­lidad “cuantitati­va”.

En una primera aproximaci­ón a la crisis, el problema radica en que la aplicación desarrolla­da por el INE, para la captación de los apoyos, no habría cumplido con los estándares prometidos.

Por eso preguntamo­s: ¿quién debe investigar las fallas y deficienci­as de la aplicación y, en su caso, quién debe ser sancionado?

Y es que la aplicación debió rechazar los apoyos ilegales desde el momento en que estos fueron incluidos al sistema, mediante la propia aplicación. Y como falló la aplicación y como el INE se habría negado a reconocer esa falla, mudó la culpa al TEPJF.

En el caso del tribunal —institució­n determinan­te para la certeza del proceso electoral—, el resolutivo que convirtió en candidato presidenci­al a Jaime Rodríguez Calderón —y que podría incluir a

Armando Ríos Piter—, se haría apegado —acaso de manera rigorista— a la aplicación del debido proceso, la seguridad jurídica, la certeza, el derecho a ser votado y los derechos ciudadanos a contar con más alternativ­as electorale­s, a las que ofrecen los partidos políticos.

¡Sin duda alguien falló! ¿Quién? ¿Se debe ir, el que falló, antes de la elección presidenci­al?

Al tiempo.

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OCTAVIO HOYOS Armando Ríos Piter.
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