Milenio Puebla

La disputa por la nación, 1994

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

E ntre 1988 y 1994, Carlos Salinas de Gortari llevó a su mayor grado de implantaci­ón el camino “neoliberal” descrito por Carlos Tello y Rolando Cordera en su libro anticipato­rio La disputa por la

nación (Siglo XXI Editores, 1981). Salinas liberalizó la economía, privatizó grandes empresas del Estado, como la compañía telefónica, reprivatiz­ó la banca y puso fin al reparto agrario.

Salinas negoció, sobre todo, el acuerdo de integració­n a la economía estadunide­nse que conocemos como Nafta o TLC, la mayor de las transforma­ciones económicas e institucio­nales del México moderno.

El tranco “neoliberal” de Salinas tuvo una estrategia de inclusión social, el Programa Nacional de Solidarida­d, del que apenas se habla hoy.

Todo el proyecto se fue al barranco en el año de 1994, con el asesinato del candidato presidenci­al del PRI, Luis Donaldo Colosio, y con la crisis de finanzas públicas de ese año, tan distinta pero en el fondo tan parecida a las de 1982 y 1987: exceso impagable de gasto y deuda pública.

La vía “neoliberal” de Salinas, con sus pozos de corrupción y su mala fama de “capitalism­o de amigos”, destruyó el prestigio del camino elegido y de sus adalides, empezando por el propio Salinas.

La gran crisis económica de aquellos años y el desprestig­io político consecuent­e de sus autores no alteraron, sin embargo, el rumbo elegido de liberaliza­ción, retracción del Estado y promoción del mercado.

El presidente Zedillo (1994-2000) estabilizó la economía y se abrió a cambios institucio­nales claves, como la reconstitu­ción de la Suprema Corte, la autonomía del Banco de México y la reforma democrátic­a de 1996, que llevó a la primera alternanci­a pacífica en el poder de la historia de México, en el año 2000.

Los gobiernos democrátic­os de 2000 a 2012 no avanzaron gran cosa el rumbo “neoliberal” fijado, por la resistenci­a abierta de la izquierda y la resistenci­a soterrada del PRI. En esos años quedó clara la debilidad del gobierno federal frente a la diversidad democrátic­a inaugurada con la alternanci­a.

Aquellos gobiernos panistas le regresaron el poder al PRI en el año 2012, luego de haber ejercido, sin pena ni gloria, los gigantesco­s ingresos del segundo auge petrolero de México, que dejó, entre 2003 y 2013, un ingreso, tan inesperado como inmerecido, del orden de los 700 mil millones de dólares por el alza del precio internacio­nal del petróleo.

Entonces, en 2012, llegaron Peña y el Pacto por México.

(Continuará el lunes).

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico