¿Quién era para nosotros Bill Cosby?
L os que veíamos The Cosby Show y veíamos a Bill Cosby interpretando al padre de familia conocido como Dr. Huxtable fuimos la primera generación para quienes no era una enorme impresión ver a una familia de afroamericanos viviendo una buena vida sana, de clase media alta y con valores humanos que nunca se les habían reconocido en la televisión.
De niña recuerdo que, paralelo con el nacimiento de MTV, me emocionaba ver la cara de Cosby en todas las cajas de gelatina Jell-o y más adelante haciendo también los anuncios de las mejores paletas heladas de pudín que he comido en mi vida, las Puddin’ Pops. Eso era esa figura para los niños que crecimos viendo esa televisión en los 80 y todavía en los 90.
Un señor encantador en quien podíamos confiar. Una figura paternal que había superado la barrera implícita por el color de su piel en los medios de esos tiempos. Alguien que hizo anormal el racismo para muchos de nosotros, con su pura imagen. Esa, esa es la segunda parte de la tragedia.
Ayer el comediante, ahora de 80 años, fue encontrado culpable por uno solo de los casos, pero con tres cargos diferentes, de los más de sesenta que existen. Algunos en las cortes, algunos en una demanda grupal, otros (las menos) en solo declaraciones mediáticas. Pero el hecho es que la sentencia podría resultar perpetua, considerando su edad y el hecho de que es el primero de tantos casos a juzgarse. Bill Cosby es hombre muerto.
Y no. No siento la menor compasión por alguien que, como un método establecido y constante a través de las décadas, drogó, agredió sexualmente y violó a decenas de mujeres. Casi compulsivamente. Definitivamente repulsivo. Me salan a la mente con particular horror las declaraciones de aquellas que se decían, como yo, fans de él desde pequeñas. Aquellas que tuvieron la desgracia de encontrárselo en algún momento del camino y caer en sus garras. Aquellas que creyeron que la imagen que proyectaba la televisión, era la realidad. Generalmente no son así de siniestras las diferencias entre el personaje y la persona, pero vaya que demostró que lo pueden ser.
Además de lo enfurecida que estoy con el Dr. Huxtable de mi infancia por haber hecho cosas tan espeluznantes como las que ahora sabemos, estoy también muy dolida por el daño que ha hecho en el tema de respeto al prójimo y avances sociales en tiempos de racismo estilo Trump.
Es evidente que él no representa a los afroamericanos del mundo. Esto que él hizo ha ocurrido mucho más con hombres caucásicos, con latinos, con todo tipo de personas. Pero la realidad es que en la mente y los recuerdos de varias generaciones ese era Bill Cosby, el representante de mucho de lo bueno que los prejuicios no dejaban ver. Qué forma de multiplicar los daños, demonios.