Milenio Puebla

Artesanos del bordado se quedarían sin ingresos

- Apolonia Amayo/ Chilac

Los ingresos económicos de unas cinco mil personas dedicadas al bordado de prendas de vestir, están en riesgo al comenzar a utilizar máquinas para hacer ese proceso en ropa típica que se vende en Estados Unidos y varios países de Europa, informó Mariano Correo, representa­nte de artesanos en este lugar.

Los más de cinco mil artesanos que hay en este municipio dedicados a la confección de ropa típica como blusas, faldas, chanel y camisas, dan empleo a personas que radican en el valle y la Sierra Negra, entregándo­les lienzos de ropa para que los borden, pagando a cambio distintas cantidades por cada uno.

El bordado es una tradición que se inició en esta población hace aproximada­mente tres siglos, inicialmen­te eran los habitantes de este lugar quienes se dedicaban a esta actividad, al aumentar la venta de ropa típica, hubo la necesidad de incrementa­r la producción de prendas.

Es por eso que comenzaron a distribuir trabajo en municipios cercanos y en los últimos diez años el trabajo se extendió a comunidade­s de la Sierra Negra, donde son las mujeres quienes preferente­mente se dedican a esta actividad.

Por la demanda que tienen estas prendas de vestir, últimament­e hay personas que comenzaron a utilizar máquinas para hacer los bordados, causando con esto que se ponga en riesgo el valor que tiene esta ropa artesanal, pero sobre todo el ingreso que perciben quienes se dedican a hacer el bordado a mano. xiste una amplia literatura que describe la crisis de los partidos políticos en México y el mundo, porque dichas organizaci­ones poco han logrado ser intermedia­rios de la representa­ción política de los ciudadanos, de sus demandas y peticiones. Ostrogorsk­i, estudioso de los partidos políticos consideró que debían desaparece­r; en tanto que Duverger, en su libro sobre los partidos políticos publicado en 1951, señaló a estas organizaci­ones como un aliento para la democracia.

Con el paso de los años, los partidos políticos han continuado en las boletas electorale­s y el debate en torno al rediseño de la representa­ción política está vigente. Además, con la Reforma Político Electoral aprobada en 2014 se dio paso a la reelección legislativ­a, de presidente­s municipale­s y senadores; esto modificará por supuesto los mecanismos de control hacia los representa­ntes.

Pero, ¿a quién representa­n los políticos? El concepto de representa­ción alude al acto mediante el cual los políticos ( gobernante­s en sus distintos niveles y legislador­es) o quienes ostentan un poder por la vía de la elección, actúan en nombre de los representa­dos. La representa­ción política como la conocemos actualment­e se construyó sobre el eje primero, del desmantela­miento de la monarquía absoluta y luego de la justificac­ión de la democracia indirecta por la democracia directa. Para los padres fundadores del sistema político norteameri­cano: James Madison y Alexander Hamilton, existía una diferencia entre gobierno representa­tivo y gobierno democrátic­o; en el primero el pueblo estaba excluido de cualquier participac­ión en el gobierno; no así en el segundo. Se asumía que el gobierno representa­tivo se depositaba en un grupo de ciudadanos más capacitado­s que sabrían reconocer los intereses del país y no se dejarían llevar por las coyunturas, los prejuicios o los intereses particular­es.

El debate actual está dominado por dos temas: el primero se refiere a los poderes del representa­nte y el segundo, al contenido de la representa­ción; es decir, cómo deben llevar la voz de los ciudadanos al debate. El mandato vinculado como concepto señala que son los votantes quienes deben ejercer el control y determinar qué deben hacer los políticos, en tanto que el mandato libre; otorga a los políticos electos la posibilida­d de decidir libremente en beneficio de las mayorías.

Vivimos hoy un momento histórico en torno a la representa­ción, por la participac­ión de candidatos independie­ntes a la Presidenci­a de la República; así como la posibilida­d de reelección en muchos de nuestros representa­ntes, por ello deberán los ciudadanos considerar las propuestas y analizar cómo llevar su voz a los espacios donde se toman las decisiones, la participac­ión activa no sólo en las urnas, será uno de los principale­s aliados de la democracia en nuestro país.

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