EL DÍA DE LA MENTADA DE MADRE
“ERES UN CABRÓN HIJO DE PUTA”: CANCIÓN DE SOUTH PARK.
He decidido que hoy, 8 de mayo, se celebre el Día Internacional de la Mentada de Madre. Ustedes dirán: “¿Por qué internacional, si la mentada es exclusivamente mexicana?”. Gran error. Yo no sé nada de inglés, sin embargo, cuando miro una película reconozco las expresiones son of a bitch y motherfucker, que engloban el mismo concepto. Son of a bitch (que se pronuncia sanababich) no se refiere a qué eres, literalmente, el vástago de una hembra can, sino que perra es una metáfora de puta, para los angloparlantes. Hijo de tu árbol de ciruelos, hijo de tu servilleta madre, hijo de tus púberes canéforas que ofrendan el acanto, son insultos que realmente no tienen tanta fuerza como “tu madre es una puta” o “cógete a tu madre”, porque está gacho que la persona más sagrada para ti sea violentada con palabras feroces.
Y estoy seguro de que en Alemania, Nepal, Japón y las dos Coreas unificadas, exista el mismo insulto.
Mamitis
Octavio Paz, en su Laberintodela soledad, dice que el “hijo de puta” de los españoles adquirió un significado distinto al “hijo de la chingada”, surgido en la Colonia, pues mientras el primero busca el insulto rebajando a la madre al nivel de sexoservidora, el segundo se refiere al hijo de una mujer violada (chingada) y, para los gringos es bastard.
Aquí se cuela una intención racista, pues se presume que el hijo de la chingada es un indio cuya madre fue abusada por un español, creando un resentimiento social.
Tampoco es lo mismo “chinga tu madre” o “te me vas derechito a chingar a tu madre”, que significan “vete a coger a tu madre”, que le agrega al insulto el tema del incesto.
Esta última modalidad de mentada en realidad no ofende tanto a los varones (particularmente los latinos) pues tenemos complejo de Edipo, lo cual queda plasmado en la expresión “adiós, mamacita, que buena estás” como piropo, hoy en desuso (salvo que uno se arriesgue a parar en el Torito por violentar el espacio de las damas).
Las mentadas en política
Había una vez un presidente municipal de la Antigua, Veracruz, que recibió la visita del gobernador del Estado.
En un mitin en Cardel, el presidente municipal dijo ante el góber un discurso que tenía escrito y un asistente al mitin no dejaba de gritarle “¡lambiscón!”.
Cuando el presidente municipal terminó su discurso, dijo: “Y a ese que me estuvo diciendo lambiscón todo el tiempo, quiero que sepa: ¡qué chingue a su madre el señor gobernador!”, y bajó del podium, con la frente en alto.
En otra ocasión, un candidato recibió una mentada de madre por parte de sus adversarios y éste respondió: “Debes de saber que yo tengo dos madres: una que recibe las mentadas y otra que me dio el ser”, a lo que el agresor contestó: “¡Pues a la segunda es a la que me refiero!”.
Mentadas pacifistas
Muchas personas creen que las mentadas son un camino que conduce a los golpes, nada más alejado de la realidad: las mentadas son un substituto de los golpes.
Constantemente surgen mentadas por todos lados, a gritos, a claxonazos (en México creamos la mentada musical, lo cual nos pone al nivel de los ingleses e italianos, nacionalidades de afamado temperamento musical).
Nunca falta alguien que se tome en serio una mentada y muestre los puños. A esa persona hay que decirle: “A mentadas hasta sacarnos sangre, pero sin meter las manos”.
Palabras vacías
Pepe Gordon me dijo: “La gente ya da las gracias sin saber lo que está diciendo, pues el origen de la expresión es: que te llenes de gracias”. Igual pasa con las mentadas, la gente no tan solo desconoce su origen, sino que es una expresión tan gastada que ya ni parece insulto.
Cuando era niño, en mi natal Xalapa, Veracruz, todos mis parientes se mentaban la madre entre sí, hermanos, primos e incluso tu propia madre te la mentaba: “Dile al hijo de la chingada de tu hermano que ya se venga a comer”.
Cuando empecé a entender que se trataba de un insulto, hasta lo decía mal: “Me aventaron la madre”, “si me molestas te voy a aventar la madre”.
Catarsis
La razón principal para homenajear a la mentada de madre es su poder liberador, pues no hay nada mejor para la salud mental que soltar mentadas a diestra y siniestra: en la lucha libre, en el box, en mítines políticos (yo me desahogo cada vez que mencionan a Salinas de Gortari).
Aunque nunca me deja de enternecer la gente políticamente correcta que, por pudor, usa eufemismos tipo chiflatu
máuser o el que inventara el sensacional cómico Mario García: “Harapos: hijo de tu rechiflosca mosca”.