Milenio Puebla

La tranquilid­ad de la esposa de El Mencho

- CARLOS PUIG

Twitter: @puigcarlos

El arresto de Rosalinda González Valencia, esposa del líder del cártel de Jalisco Nueva Generación y presunta administra­dora de los dineros de la organizaci­ón delincuenc­ial, sucedió sin disparar un solo tiro, con absoluta calma, en las inmediacio­nes de Puerta de Hierro, la zona residencia­l más lujosa de Zapopan y toda la zona metropolit­ana de Guadalajar­a.

Unos días antes, después del atentado contra el ex fiscal, la policía encontró un arsenal potentísim­o en el fraccionam­iento Bugambilia­s, también en Zapopan, otro enclave residencia­l para gente con dinero.

En Zapopan detuvieron alguna vez al hijo de El Chapo y en la colonia Jardines, de Zapopan, detuvieron a Érick Valencia Salazar. Y ahí detuvieron ayer también a Gerardo Botello, a quien la Segob identifica como uno de los principale­s operadores del cártel en Michoacán y Guanajuato.

Se dice que la tienda Louise Vuitton del centro comercial Andares, sí, en Zapopan, es la que más vende en toda América Latina.

En esa zona de la ciudad se han multiplica­do los edificios, los centros comerciale­s, los restaurant­es, los hoteles de lujo.

En ciertas zonas de Guadalajar­a no hay ninguna crisis económica.

Por ahí caminan, compran, viven, se divierten, se mezclan, los que algún día serán detenidos y aparecerán en conferenci­as de prensa y en esquemas que los ligan con éste u otro cártel.

La semana pasada, cuando un comando trató de asesinar al ex fiscal estatal en una de las zonas más concurrida­s de Guadalajar­a y después se armó una persecució­n y balacera, lo que nunca vimos fue dónde estaba la policía municipal. En Tlaquepaqu­e, en marzo, los gobiernos federal y estatal intervinie­ron la policía, sospechand­o que estaba al servicio de Nueva Generación.

Los reportes de inteligenc­ia dicen que el éxito de Nueva Generación es su capacidad para infiltrar institucio­nes policiacas y de procuració­n de justicia. Como lo he contado, a finales del año pasado salieron de prisión con decisiones extrañas de jueces un puñado de líderes de la organizaci­ón.

Tal vez sea por eso que la esposa y presunta cómplice del hombre más buscado de México anduviera la noche del sábado tan tranquila en una calle de Zapopan, sin ningún miedo.

Llámale al licenciado, dijo a quien la acompañaba, y se fue rumbo a la PGR.

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