Decencia
Ha muerto Tom Wolfe, autor de libros provocadores y extravagantes y misantrópicos y brillantes, el más celebrado de los cuales dio lugar a una cinta provocadora y extravagante y misantrópica y brillante. Wolfe no escribió la secuencia climática de La hoguera de las vanidades, de Brian de Palma, y no tiene equivalente en la novela. Vale, sin embargo, recordarla hoy. A lo largo de casi dos horas, periodistas alcoholizados, fiscales corruptos, reverendos oportunistas, madres chantajistas, amantes desleales y financieros cobardes han tratado de torcer el brazo de la justicia. El caso que da pie a la trama ha sido resuelto de manera insatisfactoria, pero razonablemente justa. La galería estalla ahora en improperios histerizados. El juez —un Morgan Freeman hierático y enorme y moral, y negro— es arteramente acusado de racista. Responde atronador:
—¿Se atreven a llamarme racista? Les respondo: ¿qué importa el color de la piel de un hombre cuando los testigos cometen perjurio, la parte acusadora recluta a los perjuradores, un fiscal de distrito arroja a un hombre a la turba para su propio beneficio político, y ministros de culto, hombres de Dios, sacan partido? ¿Es eso justicia…? No los oigo… Silencio y vergüenza. —Les diré qué es justicia. Justicia es la Ley. Y la Ley es el frágil intento del hombre por asentar los principios de la decencia… Y decencia no es un trato. No es un chanchullo ni un contrato ni una transa. Decencia… es lo que nos enseñó la abuela. Está en los huesos. Váyanse, pues, a casa. Váyanse a casa y sean gente decente. Sean decentes.
El actor que profiere tan conmovedor parlamento está hoy acusado de actos indecentes. Y no ante la Ley, sino en un circo mediático tan o más indecente. A kilómetros, un candidato presidencial acusa de indecencia a una candidata senatorial ya juzgada, y lo hace, otra vez, no en un tribunal, sino en un
spot. Lo que da a otro candidato presidencial ocasión de alimentar su propia hoguera de las vanidades.
La película fracasó en el 1990 de su estreno. Hoy es tenida por adelantada a su tiempo.