Pita Amor, excluida e ignorada en la literatura nacional: Hernández
Realizarán el 6 de junio a las 18 horas una conferencia para recordar a la autora, quien destacó como una de las mejores sonetistas de México, además de reconstruir un estilo con sus contenidos
Guadalupe “Pita” Amor sigue siendo excluida de la literatura mexicana, en parte por la misoginia. A autores como Octavio Paz y Juan Rulfo, a quienes durante el año en que se cumplió el centenario de su nacimiento, se les organizaron coloquios, encuentros, homenajes y reedición de sus obras, a Amor se le sigue despreciando con el silencio: no hubo un homenaje nacional, para celebrar los 100 años de su llegada al mundo el 30 de mayo y tampoco contamos este 2018 con una edición de sus obras completas, aseguró en entrevista, Diana Hernández Juárez.
Pese a que Amor, lo menos que se puede decir es que junto con Juana Inés de la Cruz, es la gran sonetista mexicana, afirmó Hernández, “no hay más que algunas antologías de su obra, como la del Material de Lectura, de la UNAM, y no hay reediciones de su novela autobiográfica o del poemario con el cual comparte nombre: “Yo soy mi propia casa”, que en el caso de la poesía, es una sostenida y larga reflexión sobre cuestiones ontológicas, es completamente escatológica”.
La conferencia para recordar a Pita Amor, “Yo soy la flor de la vida” será el miércoles 6 a las 18 horas, en la Sala Rodríguez Alconedo, de la Casa de Cultura “Pedro Ángel Palou Pérez”. Le acompañará el poeta César Bringas.
Hernández Juárez, uno de cuyos temas de investigación es la obra periodística de Elena Poniatowska Amor, sobrina de la poeta sobre la que disertará este miércoles 6, recordó que los libros que escribió fueron: “Yo soy mi propia casa” poemario de 1946; “Puerta obstinada”, de 1947; “Círculo de angustia” de 1948; “Polvo” de 1949; “Poesías completas” de 1951; “Décimas de Dios” y “Soy dueña del universo”.
Precisó: “Sor Juana Inés de la Cruz y Pita Amor son consideradas las mejores sonetistas de México, y tal vez de toda Hispanoamérica. Sus poemas denotan una escritura apasionada y vanguardista; reconstruyó el estilo, la forma y los contenidos que estaban permitidos entonces a las mujeres”.
Pita Amor retoma en 1957 algunos versos del poema “Yo soy mi propia casa” para configurar una larga novela autobiográfica, en la que narra su historia: lo que sufrió en su infancia, al tiempo que realiza un registro de acontecimientos y anécdotas sobre la Decena Trágica, la lucha cristera y otros importantes sucesos históricos, recordó Diana Hernández Juárez.
Detalló: “La novela de 350 páginas, de la cual no hay una reedición actual, desarrolla características transgresoras. Rompe con muchos mitos, el más fuerte: el amor maternal”.
Agregó: “La también escritora Beatriz Espejo advierte que los libros de Pita Amor causaron tal impacto que de inmediato fueron descalificados, tanto por su contenido, como porque se corrieron versiones de que ella no los había escrito, sino que se los habían redactado algunos de sus amantes, admiradores o amigos”.
Sin embargo, agregó que “hubo voces que salieron en su defensa, como la de Margarita Michelena, quien en un artículo escribió “Al abrir cualquiera de esos libros desgarrados y profundos, asalta la fascinación, la emocionada certeza de hallarse ante un genuino poeta, es decir, frente a ese que, de acuerdo con Rilke, puede decir a Dios cómo son los hombres y a los hombres cómo es Dios. Porque fundamentalmente es poeta sólo aquel en quien la angustia, la belleza y el misterio se convierten en llaves para revelar un mensaje”.
“Después de la muerte accidental del único hijo que tuvo (y a quien nunca quiso cuidar), Guadalupe Amor sufrió un terrible derrumbe emocional y psicológico. La genial escritora terminó como vendedora ambulante de su propia obra, intercambiando en la calle sonetos por algunos pesos. Triste final para una mujer que fue dueña del universo, que fue una diosa, que escribió dos mil sonetos, que se doctoró en masoquismos y que se comparó con la Virgen de Guadalupe”.