Y que nunca se enamore de las campañas ajenas
ice el góber poblano, el científico Gali, quizá después de leer las predicciones del finado Esteban Mayo, que es probable que las erupciones en Guatemala contagien al Popocatépetl. Algo que se parecía mucho a lo que aventuró el notable Díaz Ordaz luego de examinar la bruma londinense en un viaje presidencial: “Debe de haber norte en Veracruz”. A lo mejor tanta prosperidad huachicolera y la lectura del libro de su antecesor llevaron a Tony a expresar estos comentarios que, sin duda, atendieron también en Hawái, donde el Kilahuea anda desatado para darle gusto a los émulos de Nostradamus.
Esto me recuerda un poco a todos aquellos que ante la avalancha de encuestas que ponen a AMLOVE rompiendo el techo de los 50 puntos, ya quieren usurpar funciones de MonyVidente, del finado Esteban Mayo y de
Ramsés Vidente, vaticinando auténticos y apocalípticos desastres desde los primeros diez minutos de su supuesta asunción presidencial. Digo, podría ser, pero hasta estadísticamente parece imposible superar a aquellos grandes héroes que estuvieron antes que él en Los Pinos y cuyas capacidades para el caos y el desorden son muy difíciles de superar. Repito, no es imposible, pero para romper los récords de mi licenciado Peña nada más en materia de matazones (solo este fin de semana fue una carnicería que ni Idi Amin Dada tuvo) se necesitaría de la voluntad de un portentoso titán enchido de rencor, la verdad.
No le quiero restar méritos a la capacidad del señor licenciado don Peje, pero por más que me digan que va a poder superar las
estafas maestras, el atraco de Odebrecht (ambas donde tiene un papel curiosamente destacado el dotorMit), todos los escándalos de la casa blanca, la cosecha de socavones que nunca se acaba, la existencia misma de Virgilio Andrade, las maravillas del grupo Atracomucho, las reformas
estructureichons, las relaciones con Trump, el PanchoporMéxico y tantas y tantas cosas más que nos llenan de dicha y placer, la veo muy cabrona.
Nada es imposible si hay voluntad, pero esta tarea es francamente hercúlea. O sea, nada más para rebasar por la ultraizquierda a lo de los 43, Ayotzinapa, Tlatlaya y varios más, está en chino.
Ya no digamos los sexenios anteriores, nomás hasta nuestros días no los podría superar Donald ni aunque se uniera con Putin, Kim Jong-un y Luisito Rey que, después de la ñoñería con que es retratado Luismi, merece ser reivindicado. Como quiera que sea, está bien temer lo peor. Somos de esa clase de criaturas que se la viven exigiendo cambios y cuando ya vienen en camino se ponen sus moños: no, que el cambio sea en horas hábiles, que incluya wifi, que no me saque de mi zona de confort, que venga en dosis indoloras pero no intrapiernosas, bajas en calorías y colesterol.
O sea, la cosa es que nunca se sienta rencor, que nunca se sufra una pena y que nunca te enamores de las campañas ajenas.
Chale.