Milenio Puebla

Los Arieles y el error de Televisa

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Q

ué cosa tan más triste de ceremonia la que cientos de mexicanos vimos a través de la televisión la noche del martes pasado.

Por supuesto, le estoy hablando de los Arieles, el máximo galardón de nuestra industria cinematogr­áfica.

¿Por qué triste? No por los candidatos, no por la organizaci­ón, no por el formato. Triste porque estos señores, que no son tontos, hicieron lo que se tenía que hacer:

Denunciar los horrores que están pasando en México, hablar de los muertos, recordar a los desapareci­dos. ¡Jamás había visto una entrega de premios tan dolorosa, tan valiente, tan intensa! ¡Jamás!

No sé a usted pero a mí me partieron el alma esos discursos, esos minutos de silencio, esas imágenes documental­es.

Qué pena tener que decirlo pero son cosas que normalment­e no se ven en televisión y, mucho menos, en una entrega de estatuilla­s con hermosas luminarias.

Siempre he amado los Arieles porque su tono es muy diferente al de la fiesta de Hollywood.

No estamos ante un evento donde las estrellas compitan para ver quién gana el premio más caro, quién lleva el vestido más elegante o quién luce la joya más deslumbran­te.

El Ariel es una reunión de amigos, de compañeros de lucha, de gente pensante y el resultado es muy bello porque, gane quien gane, siempre manda un mensaje de unión, de gremio, de hagamos algo por salvar al cine mexicano permanente­mente en desventaja frente al de Estados Unidos.

Por supuesto que hubo momentos luminosos, como el Ariel de Oro para la gran Queta Lavat o como ver a una joven tan divina como Ana Valeria Becerril recibiendo su primer Ariel.

Y ni hablar del reconocimi­ento a tanta gente tan querida como Karina Gidi, Ernesto Contreras y Miguel Rodarte, de la conducción de Mónica Huarte y Mauricio Isaac o de los maravillos­os momentos musicales.

Pero me quedó una sensación muy agridulce. ¡Hasta se me fue el sueño del dolor!

¿Por qué la televisión y el cine hablan de cosas tan diferentes? ¿Por qué aquí este divorcio sí se nota y en otros países parece como si no existieran diferencia­s entre una industria y otra?

Gran trabajo, por cierto, el del canal 22.2 y de Tv UNAM alrededor de esta cobertura.

Yo la vi por el 22.2 con las entrevista­s y comentario­s de gente que sí sabe como Tiaré Scanda, Hemanzin Rodríguez y Óscar Uriel, pero al final me quedé con una excelente mesa de debate que pasaron por TV UNAM.

¿A usted le gustaron los Arieles de este año? ¿También se le hicieron tristes? ElCandidat­oRayo Voy a regañar a Televisa. ¿Por qué? Porque están haciendo unas cosas increíbles pero las tienen tan mal programada­s que no hay manera de que triunfen.

Llevo varias semanas, por ejemplo, viendo una serie de ellos que se llama El Candidato

Rayo que si Netflix la hubiera sacado al mercado sería un cañonazo tan grande o más que Luis Miguel, la serie.

Y, peor tantito, ya tendría al INE, a El Bronco y a toda la fuente política encima haciéndole­s

el mayor de los escándalos publicitar­ios.

El Candidato Rayo es una serie tan buena que ya la quisiera Eugenio Derbez para incluirla en su lista de éxitos internacio­nales.

Es deliciosa, divertida, inteligent­e. Su manufactur­a es ciento por ciento competitiv­a y está llena de aportacion­es, como esos momentos en que los personajes le hablan a la cámara en el mejor estilo de House of Cards, pero en chistoso.

El Candidato Rayo es, para acabar pronto, de lo mejor que se ha hecho en México en mucho tiempo.

¿Pero sabe dónde la pasan? En Distrito Comedia, un canal de paga que pasa puros programas viejos como El Chavo, XHDerbez y Doctor Cándido Pérez.

Yo me enteré de este lanzamient­o porque soy un freak que todo el tiempo está buscando contenidos pero dudo que un televident­e común y corriente sepa dónde encontrar Distrito Comedia, ya no se diga que ahí están pasando algo nuevo y bueno que se llama El Candidato Rayo. ¿Qué es esto? ¿De qué trata? ¿Quiénes salen? El Candidato Rayo es, para la política, lo que Club de Cuervos para el futbol, una serie cómica bastante crítica, ligera e ingeniosa sobre las aventuras de un candidato a la Presidenci­a de la República.

Nada que ver con ningún formato extranjero. A leguas se nota que es una historia original, una buena historia original.

¿Cuál es la nota? Que aunque uno no quiera, no hay manera de verlo y de no acordarse de “El Bronco”. Hasta parece su parodia.

A esto me refería cuando le decía que mil y un instancias tendrían que estar protestand­o pero como segurament­e no la está viendo nadie, no pasa nada. No trasciende.

Qué mala onda porque su reparto, encabezado por Guillermo Quintanill­a, es espléndido, muy fresco, agradable.

¿Ahora entiende cuando le digo que voy a regañar a Televisa? ¿Para qué hacen cosas buenas y nos las esconden? ¡Para qué! Luche por ver El Candidato

Rayo. Se transmite hoy a las 22:30 por Distrito Comedia. Le va a gustar.

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