ANTONIO MENDOZA, HOMBRE QUE EVOLUCIONÓ A LA PAR DE LA CIUDAD la evolución de las formas sociales y los estilos de vida que imperan en la actualidad, ya que la longevidad como herencia de generaciones anteriores y buen estado de salud le han dado la oport
Antonio Mendoza ha visto
La longevidad como herencia de generaciones anteriores y un buen estado de salud han dado la oportunidad a Antonio Mendoza Enríquez de cumplir 100 años, en los que ha visto la evolución de la ciudad, de las formas sociales y los estilos de vida que imperan en la actualidad.
Su hija, Blanca Mendoza Ruiz relató que Antonio Mendoza nació en Ciudad Serdán, pero la falta de instituciones educativas para sus hijos y la necesidad de asentarse en un empleo formal lo llevaron a Puebla.
Recuerda que antes del sismo de 1985 los desarrollos habitacionales, espacios públicos e incluso vialidades para la circulación del transporte eran muy pocos; Puebla era una ciudad pequeña, rodeada de llanos y asentamientos distribuidos en el territorio que conforma la capital.
El próximo 13 de junio, Antonio Mendoza cumplirá 100 años de vida. Durante su juventud, vivió en Ciudad Serdán, donde tenía un negocio con su papá pero al enfrentar problemas por el traspaso del predio en donde se ubicaba, aceptó un empleo en la Hacienda de Jalapasco, en esa región, donde conoció a su esposa.
“Cuando estaba joven vino a trabajar acá, dice que trabajaba en un torno. Es originario de Ciudad Serdán. Se vino a vivir a Puebla porque en su tierra solo había primaria y mis hermanos mayores ya habían terminado la primaria y tenían que entrar a la secundaria para que pudieran seguir a la universidad”, explicó.
Don Antonio Mendoza tuvo siete hijos, dos ellos fallecidos a los 64 y 72 años, su esposa murió a los 90 años; pero ninguno de ellos pereció por enfermedad crónica o congénita, sino por cuestiones relacionadas con un mal seguimiento en su estado de salud. Él se caracterizó por ser un jugador de futbol, beisbol y hasta hace poco le dedicaba al menos media hora a la bicicleta.
El crecimiento de la ciudad
Blanca Mendoza, su hija mayor, explicó que el primer lugar donde vivió la familia fue en el Centro Histórico, en la 16 Poniente; después de analizar varios predios para asentarse, compró un terreno en Plazas Amalucan, donde vivió por 37 años; con la muerte de su esposa hace cinco años, Antonio Mendoza decidió mudarse a su casa en Bosques del Pilar.
“Todo esto eran campos, todo bosques, ni siquiera Infonavit Amalucan existía, una vez estuve viviendo pasando Chachapa, por Casa Blanca y nos veníamos en la ruta Amozoc, se me hacía eterno
Más adelante aceptó un empleo en la Hacienda de Jalapasco, región, donde conoció a su esposa
llegar sobre la carretera y Casa Blanca por el puente, eran terrenos, campo”, dijo.
Los hermanos Blanca, Sofía, Hugo, y Gerardo recuerdan que San Baltazar Campeche, que visitaron un 6 de enero, era un pueblo lejano al centro, Plaza Dorada eran basureros y a los alrededores sólo había llanos. Fue después del sismo de 1985 que se disparó el crecimiento habitacional porque mucha gente de la capital del país se mudó a Puebla.
En lo particular, Hugo Mendoza recuerda que la vida en la ciudad fue complicada por las cuestiones económicas, ya que de poseer un negocio y tener solvencia económica, trabajó para una empresa de mantenimiento de autos, en la que pudo desarrollar sus habilidades e incluso crear aparatos.
“Fue muy duro, muy difícil, allá era dueño de su taller, tenía una panadería, la solvencia económica era buena y acá depender de un patrón de un sueldo no muy bueno que después le fueron aumentando porque demostró su capacidad y ahí fue cuando empezó a cambiar nuestra situación económica, pero en un principio sí le costó mucho trabajo”, dijo.
Los 100 años de Antonio Mendoza reunirán a la familia, al menos a la más cercana, ya que su legado se extiende a la cuarta generación; pudo conocer a dos de sus tataranietas.