Inquisición era una institución, pero terrorífica: Torres Puga
Yo sabía que la Biblioteca José María Lafragua de la UAP era muy rica, pero no sabía cuanto, y me ha dejado sorprendido; cuando empezamos a trabajar en los catálogos, en la búsqueda de textos que pensábamos exponer en “La Inquisición en las letras: tratados, sermones y libros prohibidos”, encontramos que estaban muchos de los que queríamos que estuvieran, además encontramos libros que jamás imaginamos. Realmente, es una biblioteca prodigiosa y no hay duda de que el legado de Lafragua y de todas las bibliotecas conventuales está bien representado en esta exposición, la cual completamos con edictos y algunas otras cosas que teníamos, reveló el curador de la muestra, Gabriel Torres Puga.
“La primera intención de la exposición era tratar de hacer ver que la Inquisición no era como a veces se le ve, como la gran institución, o como la española, la cual generalmente consideramos terrorífica porque la vinculamos mucho con la tortura o la quema de herejes, lo cual sí tuvo, pero había mucho más: era un tribunal, un sistema de justicia, pero antes que eso era un oficio, una actividad creada en la Edad Media que prevaleció a lo largo de los siglos porque supo incorporarse o reinterpretarse en las distintas instituciones en las que funcionó”, explicó.
Abierta en el repositorio de la UAP hasta el 7 de julio, el doctor en historia detalló: “Como la inquisición española, la portuguesa y la romana rescataron el oficio inquisitorial, tratando de demostrar que estaba por encima de las instituciones, el cual tiene que ver con el “Manual de Inquisidores de Nicolao Eymeriko”, una especie de guía, de los primeros que hubo para los integrantes del Santo Oficio; es un inquisidor que estuvo activo en el siglo XIV en la provincia de Aragón cuando ni siquiera existía la Inquisición Española, por lo que había sido nombrado por el papa para combatir la herejía de los cátaros, surgida en Francia y que llegaba a España”.
La herejía, recordó, eran las desviaciones del cristianismo prohibidas, penadas, perseguidas por Roma en sus concilios, pero para que hubiera herejía debía haber una autoridad que la determinara y ésta fueron el Papa y los concilios con obispos, que él encabezaba, donde revisaban los dogmas y las proposiciones erróneas que debían ser proscritas.
La exposición dela Biblioteca Lafragua, muestra gratis, entre otros el “Manual de Inquisidores” de Nicolao Eymeriko, “una especie de guía, de los primeros que hubo para los integrantes del Santo Oficio; es un inquisidor que estuvo activo en el siglo XIV en la provincia de Aragón cuando ni siquiera existía la Inquisición Española, por lo que había sido nombrado por el papa para combatir la herejía de los cátaros, surgida en Francia y que llegaba a España”, detalló.