Campañas en la recta final
A un poco más de quince días de las elecciones, es muy complicado que los votantes puedan tomar una decisión diferente a la que ya se habían planteado. Con la carga de decidir por seis cargos de elección popular será, por sí mismo, un ejercicio complicado si sumamos la diversidad de propuestas y de perfiles que se han conformado. Esto es porque, si elegir alcalde y Cabildo, Congreso local, gobernador, diputados federales, senadores y presidente de la República no resultara ya difícil, en esta ocasión contamos con más candidatos para cada elección, puesto que a nivel local no se conformaron las coaliciones federales y en la mayoría de los ayuntamientos contamos con candidatos independientes y ciudadanos, como es mi caso, que no han realizado una campaña tradicional y cuyas propuestas también son comunicadas de una forma distinta.
Esto, visto como parte y desde dentro del proceso, es fascinante y es una muestra de nuestra madurez democrática como país, que nos exige como ciudadanos un nivel de reflexión más profundo. Pero también es cierto que la sociedad está, hasta cierto punto, saturada de las campañas, sobre todo cuando estas han resultado en campañas sucias o en ataques que, más que sumar al ambiente democrático, desvían la atención de los temas importantes para todos.
El tercer y último debate presidencial ocurrió el martes 12 de junio y dos días después se inauguró el Mundial de futbol, Rusia 2018. Sobra decir que para muchos ciudadanos, la apertura del torneo deportivo resultó un respiro bien merecido de campañas sucias, noticias falsas, bots, encuestas, spots, cadenas vía Whatsapp, imágenes truqueadas y otras situaciones que enrarecen y que distraen la atención de lo verdaderamente importante: tener espacio para meditar sobre qué plan de trabajo es mejor “lo repito- en las seis decisiones que tendrán que tomar el 01 de julio.
Por mi parte, el mismo ritmo de estar en campaña también fue una manera de poder poner en perspectiva todo el torbellino de información y el clima que reina en una gran parte de la esfera política y social; no obstante, es algo palpable entre los ciudadanos y en las calles. Los ciudadanos necesitan, más que nunca, sustancia en las propuestas, estrategias bien planteadas, bien orientadas, no remedios mágicos o fórmulas milagro que cambien de tajo la realidad del país. En esto es en lo que la clase política debemos enfocarnos en los próximos días, en las próximas semanas y en los tres y seis años que tenemos enfrente de nosotros. Si estamos preparados para esta madurez que se nos exige o no, será la verdadera prueba de fuego que sortearemos el domingo 01 de julio, cuando los ciudadanos se encuentren en las urnas.
El debate de los candidatos a presidente es un espejo de esta exigencia. El último formato fue de mesa redonda y reunió más de 11 mil preguntas vertidas por ciudadanos a través de las redes sociales. Se catalogaron, filtraron y curaron para poder reunir las principales inquietudes de la sociedad y se leyeron por los moderadores que intentaron mantener el orden y las respuestas hacia una respuesta satisfactoria que, aceptémoslo, en muchas de las ocasiones nos quedaron debiendo.
Estos ejercicios, por exitosos o por experimentales que resulten, son necesarios como parte de nuestra vida democrática: tenemos que empezar a ciudadanizar la política para evitar hablar en círculos o responder a enemigos “invisibles” que nos alejan más de las personas. Sin duda, la recta final se vislumbra como una prueba para todas y todos: candidatos y votantes, y veremos qué tan fortalecidos salimos de esta elección.