Trump, los aranceles y la pérdida de un millón de autos
Si se mantiene la intención de gravar la importación de vehículos en Estados Unidos, se dejarán de vender cerca de un millón de vehículos en ese país”, comentó hace unos días Gabriel López en una de las últimas entrevistas antes de dejar su cargo como presidente y director general de Ford México el próximo 1 de julio.
El ejecutivo argentino hacía referencia a un análisis publicado por la consultora estadunidense LMC Automotive. “Si el presidente Trump aplica una tarifa de 25 por ciento a los vehículos importados, puede costarle a la industria automotriz de EU 1 millón de ventas anuales de vehículos, y ese es solo el extremo inferior del daño estimado”, reza el informe.
Ese mínimo de pérdidas podría ocurrir bajo el supuesto que las armadoras absorbieran al menos la mitad de los costos de estos aranceles.
Pero si los fabricantes deciden trasladar ese 25 por ciento extra a los compradores estadunidenses, la cifra de la caída en ventas rozaría los 2 millones de unidades, que equivale a 12 por ciento de las ventas anuales, teniendo en cuenta que este año la expectativa es de ubicar 17.1 millones de vehículos en ese mercado.
Y en este escenario, la actuación de México sería dramática, ya que somos el principal proveedor de vehículos de EU. Hoy por hoy, 14 por ciento de las unidades que se venden en ese mercado son hechas en nuestro país.
De los 3.77 millones de vehículos que las armadoras fabricaron el año pasado de este lado de la frontera (y que fue un sonado récord), 2.33 millones (62 por ciento) se exportaron a nuestro mejor cliente, hasta ahora: EU.
De hecho este mercado depende de manera poderosa de los autos extranjeros, de los vehículos producidos en mercados más competitivos desde el punto de vista de costos. El año pasado importaron 8.27 millones de unidades (de las cuales 4.27 millones fueron de sus aún socios del TLC) y exportaron 1.98 millones.
“Si Donald Trump cumple con este arancel de 25 por ciento, que los consumidores de EU pueden reaccionar de tres maneras: algunos voltearían al mercado de autos usados, como las flotillas de arrendamiento; otros cambiarían a vehículos producidos en el país, pero de marcas más económicas y un tercer grupo podría posponer la compra de un automóvil nuevo, bajo el supuesto de que los aranceles son el resultado de una disputa política temporal”, explica en este informe Jeff Schuster, VP senior de LMC.
El tema no son solo los aranceles, sino lo poco predecible que puede ser la política exterior y comercial de Trump, mismo que ahora aplica en Canadá el mismo veneno que soltó hacia México apenas asumió.