De que se calló, se calló
Sucedió en 1988, pero de que se calló, se calló.
Me refiero a la información que sobre los resultados de la elección presidencial había comenzado a dar, esa misma noche, la entonces Comisión Federal Electoral, máxima autoridad comicial, presidida por el secretario de Gobernación, o sea, un empleado del Presidente de la República. Ese era el México de entonces.
Terminaba Miguel de la Madrid; el candidato del PRI era Carlos Salinas de Gortari; también competían Cuauhtémoc Cárdenas por el Frente Democrático Nacional, Manuel de Jesús Clouthier ( El
Maquío) por el PAN y Rosario Ibarra de Piedra por el Partido Comunista.
¿Qué sucedió esa noche? Lo que consta en la información que dieron las televisoras, la radio y los periódicos. Puede usted recurrir a ellos.
Treinta años después, solamente lo niega un viejo político, curiosamente en ese momento militante del PRI, presidente de la Comisión Federal Electoral y secretario de Gobernación, por tanto, principal responsable de la elección: Manuel Bartlett, hoy en el Partido del Trabajo y entregado a López Obrador.
La mucha edad puede llevarnos, más que a la mentira intencional, al olvido por demencia senil. Por fortuna el suceso que comento cuenta con registros indubitables.
Podrá comprobar, amable lector, que sería al filo de las 10 de la noche de la jornada electoral de 1988 cuando sorpresivamente la Comisión Federal Electoral suspendió la información sobre los datos que venía recibiendo del país, porque Cuauhtémoc Cárdenas iba adelante. Yo representaba al PAN en dicha comisión y eso me informaron mis técnicos. Lo mismo me hizo saber Jorge Alcocer, por el Frente Democrático Nacional. Le dije a Bartlett: “Se calló el sistema, (por fortuna del verbo callar) hágalo hablar”. Aproximadamente cuatro horas después fluyó nuevamente la información. La historia lo registra como la caída del sistema.
Sobre el móvil de ese silencio temporal hay dos hipótesis. Una, no comprobada, que en ese lapso el gobierno alteró actas de escrutinio; otra, que el gobierno esperó a tener datos que llevara como ganador al candidato del PRI, porque le era riesgoso esperar a la madrugada para que se revirtieran los resultados, lo cual no sería creíble para millones de electores.
El que ahora Bartlett (en solitario), después de cambiar militancia y trinchera que tanto disfrutó, niegue que se calló el sistema y que se trata de un invento mío, no me impide tener para él consideración humana.
ADENDUM. “Cosas veredes, mío Cid”. La lucha por el poder suele atropellar los valores más caros de la civilización, terminar con lo que por estirpe se ha heredado, lo que por ejemplo y educación se ha recibido, y el deshonor es aceptado. Un caso de hoy: M+A+C+P. Pronto lo constatará usted.