¿Qué tiene que quedar muy claro, canciller Videgaray?
Ayer, por fin, el gobierno de México dijo algo sobre la crisis humanitaria creada por Donald Trump con su política de tolerancia cero que termina separando padres de hijos menores de edad que pretenden entrar a Estados Unidos a pedir asilo o refugio.
Cito uno de los párrafos de ayer pronunciados por Videgaray:
“El gobierno mexicano, y quiero que quede muy claro, no promueve la migración ilegal. Respetamos a cabalidad la soberanía y el estado de derecho de los Estados Unidos. Sin embargo, por convicción y por obligación constitucional, no podemos permanecer indiferentes ante una situación inhumana y cruel, como la separación de familias en la frontera. Hacemos un llamado al gobierno de Estados Unidos, al más alto nivel, para que reconsidere esta política y dé prioridad al bienestar y los derechos de las niñas y los niños, con independencia de su nacionalidad o su situación migratoria”.
Después hizo el argumento de cómo los mexicanos son una pequeñísima minoría entre los afectados. Eso es, por cierto, porque estamos a lado de la frontera y las deportaciones son automáticas, no por la bondad estadunidense.
Debo confesar que la primera frase me pareció extraña, ¿Que quede muy claro? ¿Qué canciller?
—Oiga, señor Trump, me tengo que quejar porque está durísima la presión, pero quiero decirle que en el fondo estamos un poquito de acuerdo con usted. No entendí. Lo que estamos viendo en la frontera es una crisis humanitaria en la que niños son utilizados como rehenes para lograr una legislación que Trump no ha logrado mediante la negociación política. Rehenes de la elección para renovar el Congreso de Estados Unidos que Trump quiere ganar a como dé lugar, niños o no niños.
Dicen los principios 8 y 9 de la Declaración de los Derechos del Niño, que por supuesto tanto México como Estados Unidos firmaron hace muchos años:
“El niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los primeros que reciban protección y socorro. El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación”.
¿Qué tiene eso que ver con la migración, legal o no, con México y lo que crea o no? ¿Nos quiso decir que tal vez, solo tal vez, de alguna manera se la buscaron los niños? Esto es de civilización o barbarie. ¿Por qué había que dejar algo claro antes de denunciar la barbaridad, o hacer cuentas entre mexicanos y otros?
No entendí, canciller.