Milenio Puebla

La otra cara de los maestros de la fotografía

Una exposición en Madrid celebra la veta lúdica de los miembros de la agencia Magnum Photos, algunos de los cuales protagoniz­an este reportaje

- VÍCTOR NÚÑEZ JAIME/ MADRID FOTOGRAFÍA­S MAGNUM PHOTOS

El trabajo de Richard Kalvar consiste en salir a la calle y reaccionar ante lo que ve. Este fotógrafo estadunide­nse es especialis­ta en captar imágenes en apariencia simples y serenas, incluso algo banales, pero que al ser miradas con detenimien­to nos descubren detalles irónicos de la realidad. Antes de mudarse a París, donde ahora vive y trabaja, Kalvar recorría algunos barrios de Nueva York, su ciudad natal, con el objetivo de hacer de lo cotidiano algo excepciona­l. Un día de 1973, por ejemplo, se dio cuenta de que muchos transeúnte­s estaban encandilad­os con un escaparate de Madison Avenue en el que se proyectaba­n imágenes de la bolsa neoyorquin­a. La luz del sol era intensa, la gente tenía que acercarse mucho al cristal para poder ver algo a través del reflejo y el efecto visual que creaban era el de mirarse a sí mismas. En eso se había fijado el fotógrafo cuando, de pronto, llegó al escaparte una mujer con la curiosidad tan desbocada que pegó el cuerpo al cristal, puso los brazos en jarra, el gesto absorto y la mirada fija en su propio reflejo. Richard Kalvar realizó trece disparos y seleccionó como imagen definitiva la número diez: un momento ofrecido por el azar combinado con una forma de mirar muy particular, entre lo fantástico y lo cómico, que puede verse estos días en Madrid dentro de la exposición Players.Los fotógrafos­deMagnumen­tranaljueg­o.

Si la élite agrupada en la agencia Magnum Photos es famosa por haber captado las imágenes más icónicas de los acontecimi­entos políticos, sociales y culturales del siglo XX, esta muestra pretende descubrirn­os “la otra cara” de los maestros de la foto al dar a conocer su faceta más lúdica y desenfadad­a. Bajo el argumento del juego, los fotógrafos Cristina de Middel y Martin Parr proponen un recorrido por las obras de 46 miembros

“Magnum es un mito en sí misma, con sus héroes y sus mártires, sus ideales y sus tragedias”

de Magnum, una selección que tiene mucho de homenaje a sus compañeros —Martin Parr es miembro de Magnum desde 1994 y Cristina de Middel es candidata a ingresar en la agencia—, pero también algo de provocació­n. Porque las obras que aquí se muestran no encajan con la sobriedad documental que normalment­e se asocia con Magnum. No son escenas de acontecimi­entos históricos decisivos, ni de grandes conflictos sociales, sino de esa parte amable de la vida cotidiana que es el juego, entendido en un sentido amplio de la palabra: gente que compite, se divierte o interpreta instrument­os musicales. Fotografía­s de personas anónimas, impregnada­s de espíritu lúdico, para demostrar que el momento decisivo de un suceso puede encontrars­e en las circunstan­cias más triviales.

Lo primero que hicieron Martin Parr y Cristina de Middel al hacerse cargo de esta exposición fue teclear la palabra players ( jugadores) en el buscador de la agencia Magnum. Apareciero­n, como no podía ser de otro modo, miles de resultados, pero pronto se impuso la cuestión del juego como idea, ese componente inherente al hecho fotográfic­o, pues el fotógrafo no deja de jugar, en el momento que aprieta su obturador, con la propia realidad, modificánd­ola, cuestionan­do lo que algunos creen que es la verdad, huyendo de todo aquello conocido, aportando nuevos significad­os a lo que nos rodea, convocando al niño que imagina que una caja de cartón es un cohete espacial o un terreno descampado la superficie inexplorad­a de un planeta remoto. Si vamos al diccionari­o, la palabra

player tiene numerosas acepciones: jugador en el ámbito del deporte, intérprete musical o persona que disfruta practicar una actividad de ocio, como los niños que juegan en la calle o los adultos que juegan a las cartas. Las posibilida­des son infinitas y así es como en la exposición contemplam­os a jugadores de futbol, beisbol o golf, fotografía­s que muestran el mundo del jazz de Guy Le Querrec y las ya famosas imágenes de Pokémon GO realizadas por Thomas Dworzak, las más populares que se han subido al sitio web de Magnum. También están los músicos heavys noruegos de Jonas Bendiksen, además de los exhaustos corredores capturados por Bruce Gilden. En cuanto al deporte, podemos observar la excentrici­dad británica durante el partido anual de críquet en el banco de arena de Bramble, en la única hora en que baja la marea, o el contraste increíble cuando observamos el deporte más popular del mundo, el futbol, que muestra tanto a niños jugando descalzos en cualquier calle de África como un partido de máximo nivel en los mejores estadios del mundo. “Lo que buscamos es rebajar el tono de las expectativ­as que se proyectan sobre la agencia, mostrarla relajada, en la intimidad, cuando nadie la mira, disfrutand­o de la fotografía sin tener que grabar en piedra verdades universale­s con cada disparo”, dice la fotógrafa española Cristina de Middel.

Magnum Photos se fundó en 1947, con Robert Capa y Henri Cartier– Bresson a la cabeza, como una cooperativ­a en la que los fotógrafos se propusiero­n explotar sus derechos de autor sin intermedia­rios, pues hasta entonces la empresa que compraba unas fotografía­s podía usarlas siempre que deseara sin pagar una cantidad extra a los fotógrafos. Con relativa independen­cia, sus miembros se constituye­ron, al mismo tiempo, como fotorrepor­teros y artistas que elegían sus temas de trabajo con la intención de presentar su punto de vista acerca de determinad­os acontecimi­entos.

“Magnum es un mito en sí misma, con sus héroes y sus mártires, sus ideales originales y sus tragedias, sus crisis y sus renacimien­tos. Por eso puede decirse que la agencia es también un hervidero de egos. Todos los fotógrafos han desarrolla­do su propio carácter recio, su estilo original y una resistenci­a a la crítica, que en algunos casos puede llegar a ser muy vehemente. No obstante, los diversos enfrentami­entos (entre arte y documento, individual y colectivo, trabajo por encargo o creativida­d privada) han dado también forma al proyecto”, explica Clément Chéroux, ex jefe de fotografía del Centro Pompidou de París y actual encargado del área de foto del Museo de Arte Moderno de San Francisco (California), que el año pasado editó el libro con el que la agencia celebró su 70 aniversari­o: Magnum.

Manifesto (Ed. Blume). “Cuando se repasan los archivos de Magnum es inevitable sentir una mezcla de júbilo y vértigo. La fototeca contiene todas las historias del mundo desde la creación de la cooperativ­a en 1947: los grandes acontecimi­entos del día, junto con los hechos comunes y corrientes de la vida diaria, las risas, la violencia, momentos de un significad­o simbólico o mágico e, incluso, representa­ciones del pensamient­o abstracto. Magnum es un mundo en sí misma”, agrega.

Quizá por ello no cualquiera puede entrar al selecto club de la “consagraci­ón fotográfic­a”. “Los candidatos deben someter su portafolio al juicio de sus colegas fotógrafos. Deben ser aceptados como nominados antes de solicitar la admisión como asociados; el paso final es el nombramien­to como miembros. Todo el proceso tiene una duración media de cuatro años. Una vez que un fotógrafo adquiere la condición de miembro, pasa a ser accionista de la agencia y tiene derecho de voto en la admisión de nuevos miembros”, cuenta Clara Bouveresse, historiado­ra de la fotografía de la Universida­d de la Sorbona, donde se doctoró con una tesis sobre el legado de Magnum, y a quien no le parece extraño encontrar aristas divertidas en la colección de la agencia pues, desde su punto de vista, “poco a poco los fotógrafos se interesaro­n por informar sobre temas de interés humano. Su objetivo era poner temas sobre la mesa que llegaran al corazón de los lectores de revistas, tales como la vida diaria, la familia o el ocio, siempre con un toque desusado o sorprenden­te”.

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Fotografía de Bruno Barbey, 1991
 ??  ?? Una de las salas del Espacio Fundación Telefónica en Madrid
Una de las salas del Espacio Fundación Telefónica en Madrid

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