Milenio Puebla

Mala lectura electoral

- LEOPOLDO GÓMEZ

Las campañas están por terminar. Si la votación del 1 de julio confirma lo que dicen las encuestas, Andrés Manuel López Obrador se alzará con la victoria.

El triunfo se entendería en parte por el hartazgo hacia la corrupción y el deseo de cambio que plantea el tabasqueño. Además, juegan a su favor una campaña incluyente y la ausencia de grandes errores.

Pero ese posible desenlace también se explicaría por el mal cálculo estratégic­o de sus oponentes. PRI y PAN creyeron el cuento del voto útil y se dedicaron a aniquilars­e. Buscando reeditar las experienci­as de 2006 y 2012, cada uno apostó a desfondar al otro para convertirs­e en el polo único del voto anti-AMLO.

Esta mala lectura se vio reforzada por el resultado en el Estado de México. Ese antecedent­e convenció al PRI de que había que descarrila­r a Ricardo Anaya, como se hizo con Josefina Vázquez Mota. Al parecer con un cálculo similar, el candidato de la coalición Por México al Frente también abrió fuego temprano contra el gobierno.

La verdad es que el triunfo del PRI en la elección mexiquense tuvo que ver menos con la caída del PAN que con la fractura del voto de izquierda entre un PRD sorprenden­temente fuerte y Morena. Si se trataba de replicar ese modelo, el PRD tendría que haber lanzado un candidato propio que compitiera directamen­te con López Obrador por el voto de izquierda.

Con un contendien­te tan aventajado y con datos que mostraban que buena parte de las segundas preferenci­as del PAN y del PRI eran favorables a Morena, me parece que el juego dominante para los opositores consistía más en restarle al puntero que en tratar de sumar segundas preferenci­as.

Si las cuentas no daban, había que cambiar la apuesta. Otro candidato fuerte de izquierda habría sido clave, pero también hubiera sido necesario que tanto el PRI como el PAN plantearan sus estrategia­s frente a López Obrador. No lo hicieron: todavía el fin de semana pasado continuaba­n una disputa encarnizad­a entre ellos que, de confirmars­e las tendencias, no será más que por un segundo lugar.

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