Vivir sin oposición, la otra victoria de AMLO
Han comenzado las varias noches de los cuchillos largos (sin violencia, claro).
Ayer, por ejemplo, un grupo de priistas encabezados por Ulises Ruiz —sí, no se rían— lanzó un comunicado firmado por varios priistas en el que advierten:
“El presidente Peña y sus funcionarios de primer nivel en el Gobierno, principalmente quienes han estado encargados del combate a la inseguridad, a la pobreza y quienes cometieron actos de corrupción o quienes se debieron dedicar a erradicarla, son responsables en gran medida del resultado electoral. Exigimos que así lo asuman para que no pretendan influir en la reconstrucción del partido, entienda que no tienen cabida en la reconstrucción del PRI. Ocúpense mejor de entregar ordenadamente el gobierno y las dependencias y las entidades que están a su cargo”.
Me dirán algunos de ustedes que es Ulises Ruiz y que no hay demasiados nombres que importen en la larga lista. Puede ser. Pero anticipa lo que viene y sobre todo apunta algo cierto: el PRI está, para efectos reales, descabezado, con pocos diputados y senadores, con gobernadores que vieron a sus territorios votar por otro partido porque están enojados con el de ellos.
No soy tan ingenuo como para escribir el obituario del tricolor, pero la crisis y la reorganización tardarán un tiempo y ya veremos si logran superar la peor actuación de su historia o se quedarán ahí. Tengo claro que no son los liderazgos tipo Ulises Ruiz los que los sacarán del abismo.
Y qué decir del PAN, también con la peor actuación y bancada de su historia. ¿Quién será su líder en el Senado? ¿Mancera, Juan Zepeda? El único que salió bien librado es el PAN de Guanajuato. ¿Irá el gobernador Márquez por el partido? ¿Con quién? ¿Por cuál partido?
Los resultados, como hice cuentas ayer, le han dado una mayoría inédita a la coalición que gobernará. Las minorías están vapuleadas. Se han autodestruido.
En 2000, López Obrador tomó la decisión desde Ciudad de México, frente a la ilusión de Fox, de convertirse en un líder opositor. Él mismo y Marcelo Ebrard hicieron lo mismo después de 2006 y López Obrador lo continuó después de 2012.
Hoy, ¿quién es el líder de la oposición? Es difícil encontrarlo.
Y eso nunca es buena noticia para la democracia.