¿Qué hará Obrador con tanto poder?
Obrador va a ser el presidente de la República más poderoso desde que México comenzó a vivir su transición democrática. Fox llegó a tener un inmenso capital político, es cierto, pero terminó su sexenio con un Congreso que le ponía piedras en el camino. Tampoco pudo Calderón contar con el apoyo de una oposición mínimamente leal y genuinamente preocupada por los intereses superiores de la nación. En cuanto a Enrique Peña, el mero hecho de que hubiera conseguido la adhesión temporal y condicionada del PAN y el PRD para llevar a cabo sus reformas estructurales —un gran logro político, con perdón— llevó, a la postre, al debilitamiento de esos mismos partidos ante un electorado que los asoció con la “mafia del poder”: no trabajaron para modernizar a este país: fueron cómplices, se “vendieron”.
Pues, justamente, la gran pregunta que podemos hacernos en estos momentos es la siguiente: ¿qué hará el futuro primer mandatario con tanto poder? ¿Para qué lo utilizará? Por lo pronto, hemos visto que propone la supresión pura y simple de las delegaciones del Gobierno federal en los estados: todos los temas y apartados correspondientes quedarán así centralizados, a cargo de representantes directos suyos que, por si fuera poco, son miembros de Morena, su movimiento político.
¿Estamos hablando de un retorno a los viejos tiempos del presidencialismo priista en que la más mínima acción, hasta en los rincones más apartados del territorio patrio, necesitaba la aquiescencia personalísima del Señor Presidente de la República? No lo sabemos todavía. Pronto nos enteraremos.
Esos súper delegados, por cierto, ¿necesitaban obligadamente ser miembros prominentes de Morena, ex candidatos a las gubernaturas de las mismísimas entidades que habrán de supervisar, militantes y dedicados activistas? Pareciera que retornamos a los tiempos en que el “partido del presidente” ocupaba absolutamente todos los espacios de nuestra vida pública. Y, de ahí, otra pregunta, señoras y señores: ¿estamos en los albores del gran reinado hegemónico de Morena? O, dicho de otra manera, ¿se quedarán 70 años en el poder, como ese PRI de antes, tan denostado ahora?