Morena, PT y PES, sin la mayoría calificada para derogar reformas
Cuenta con 22 legisladores, por lo que necesita la mayoría calificada de un total de 41 diputados
Aunque el bloque de la coalición “Juntos Haremos Historia” cuenta con 22 diputados que representan la mayoría en el pleno, este número de legisladores no es suficiente para aprobar reformas constitucionales, ya que para ello se necesita mayoría calificada, lo que representa las dos terceras partes del pleno.
La Ley Orgánica del Poder Legislativo defi ne a la mayoría calificada como “el resultado de la suma de votos que representa, cuando menos, las dos terceras partes de los presentes”. Si se toma en cuenta que el pleno cuenta con 41 legisladores, este principio implicaría reunir a 28 diputados.
Cabe recordar que el domingo pasado, los diputados locales de “Juntos Haremos Historia”, coalición integrada por los partidos Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES), anunciaron que cuando entren en funciones derogarán la Ley del Agua que faculta a los privados para otorgar el servicio; sin embargo, ello implicaría una reforma constitucional.
Además, este bloque de diputados también anunció que revocaría la creación del organismo público descentralizado Ciudad Modelo, el cual fue avalado por mayoría calificada; así como la destitución de los titulares de la Fiscalía General del Estado (FGE) y del Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública (Itaip), que fueron designados por el mismo principio, entre otras reformas.
A diferencia de la actual Legislatura, la coalición mayoritaria cuenta con los 28 diputados que conforman la mayoría calificada; con ello, han podido impulsar y aprobar reformas aunque no cuenten con el apoyo de fracciones minoritarias como la del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT). a adicción es una enfermedad de la cual ya hemos escrito mucho en este espacio, igual que el síndrome paralelo que sufren los familiares que es llamado codependencia y una de cuyas consecuencias de las cuales poco se habla, es la de la categoría hijos adultos de adictos (o de alcohólicos), que en sus siglas en inglés se le conoce como ACA (adult children of adict/alcoholic) y que muchas veces pasa inadvertido sin tomar en cuenta que puede ser el inicio de un patrón repetitivo generacionalmente o de otros disturbios emocionales que surgen en el paso de la adultez joven de quienes vivieron en familias disfuncionales.
Este año se han difundido dos series televisivas de las que posiblemente la población en general no ha reparado en que justo se está tratando los efectos de un adulto que ha crecido con padre o padres adictos: “Luis Miguel, la serie” y “José José, el príncipe de la canción”.
Si bien en ambas historias se narra la vida de los mejores cantantes románticos de México y es fascinante conocer los detalles íntimos que hay detrás del escenario y de sus carreras artísticas, para quienes nos dedicamos a la recuperación y tratamiento de adicciones son un claro ejemplo del síndrome de los hijos adultos de adictos (alcohólicos).
Luis Rey, padre de Luis Miguel, con una adicción a la cocaína y al alcohol además de los rasgos de personalidad que nos pinta la serie; mientras que José Sosa Esquivel, progenitor de José José, con alcoholismo y una neurosis explosiva según cuenta la trama. Ambos fallecieron producto de los excesos y de la adicción y ambos heredaron una disfuncionalidad emocional a sus hijos y la repetición de patrones, incluyendo la adicción.
Los ACA suelen ser personas brillantes que, por su forma de haber crecido, terminan convirtiéndose en individuos que cumplen con la creencia: no hables, no sientas, no confíes. Presentan dificultad para distinguir sus emociones y expresarlas, tienen una visión dicotómica (o todo es blanco o todo es negro), manejan una comunicación poco asertiva, cuentan con una autoestima baja, les es difícil identificar la realidad de sus propias percepciones e incluso pueden repetir el patrón que los lleva a la adicción.
Para quienes han visto alguna de estas dos series televisivas o conocen la biografía de ambas luminarias artísticas, los síntomas enunciados son muy claros en quienes se hacen adultos creciendo en hogares disfuncionales, por lo que me atrevo a afirmar dolorosamente que padres adictos pueden destruir la vida emocional de sus hijos.
En este caso son dos figuras artísticas rodeadas de glamour, fama, éxito económico y muchas cosas más, pero me pregunto, ¿cuantos ACA hay que viven en México, sin que sepan lo que padecen? Viven en la ignorancia de que así como las adicciones tienen solución, la codependencia también y, por supuesto, el tener apoyo en la adolescencia es básico para prevenir e incluso para generar resiliencia.
Sigamos educando para la prevención e informando para la salud y para que los hijos de quienes padecen la enfermedad tengan un futuro más sano y estable del que vivieron sus padres y se rompan las cadenas generacionales de este mal.