ocas cosas inspiran más que una mujer luchona cuando se decide a enfrentarse con las adversidades, con el mismo ímpetu y pundonor con el que nuestros excelsos jueces defienden su muy escaso peculio de 600 mil pesos al mes que, como están las cosas, no les alcanza para nada. Así, tenemos el caso de doña Claudia Pavlovich que, al ver el llamado “tsunami morenista”, no se quedó impávida ni lampareada para que le pasara por encima el oleaje, sino que se preparó con una pequeña arca de Noé que le permitiera, con el favor de un Congreso todavía con mayoría tricolor, convertirse en la Imelda Marcos de la Sonora querida, tierra consentida de dicha y placer.
Gran idea de la gobernadora al mandar a reflexionar a su cuerpo legislativo todavía afín, para que pudiera llevar una vida tranquila y sin sobresaltos, no fueran a agarrarla como a La Volpe, que otra vez fue alcanzado por el caso de la podóloga. Sí, no le vayan a querer aplicar esa malsana onda de la austeridad republicana y ya no le financien ni lo del tinte. Ojalá y esta gran luchadora por las causas de la democracia se una a los legisladores salientes del PRI, PAN y PeRDeré ( parece que el Sol Azteca, en su afán renovador, así se llamaría para hacerle honor a su viejo apodo) que, con justa razón, están defendiendo sus prebendas, bonos, sueldazos, cajas chicas, apoyos en telefonía, autos, jardineros y choferes ( bueno, hasta les daban para que se fueran a comprar sus trajecitos en El niño elegante), con la misma virilidad con la que Luisito Rey se aferraba a su pata de jamón serrano. Digo, lo importante es que estos
diputeibols, senadores y funcionarios rescaten algo de las canonjías perdidas, antes de que en las próximas elecciones sean crucificados por el electorado que no ha sabido valorar su espíritu de sacrificio.
Es una lástima que por culpa del chismoso de Alfonso Durazo se haya descubierto esta espléndida estrategia y la gobernadora se viera en la penosa necesidad de recular en el mejor estilo de Donald Trum con eso de que creía más en Putin que en el FBI. Híjole, a ver si por querer ser #LadyVeto no me la multan como a Morena por ese fideicomiso para damnificados que supuestamente se usó en la campaña. De ser cierto, que al culpable lo manden a reeducarse con Daniel Ortega, el alumno más destacado del satrapita Anastasio Somoza.
Ya en el tema de las multas, el INE también le cayó al PRI por algunos millones de contribuyentes que el honesto César Duarte le pasó por debajo de la mesa. Lo malo es que eso llevó a don Beltrone a cuajarse de amparos por dizque andar operando estos enjuagues.
Igual siempre le quedará a doña Claudia hacerle como Chayito Robles: negarlo todo y decir que renunció a sus prestaciones, aunque corra el peligro de que en el portal de Transparencia aparezca toda la
veldá y nada más que la veldá. Hasta aquí se escucharon los conocidos acordes del “de reversa, mami, de reversa”. m