Milenio Puebla

- Jairo Calixto Albarrán jairo.calixto@milenio.com www.twitter.com/jairocalix­to

ristemente, el México de nuestros

narco recuerdos está por desaparece­r para convertirs­e en quién sabe qué cosa. Se han perdido tanto los valores, por ejemplo, que lo que en otro tiempo hubiera sido una lucha encarnizad­a por el fideicomis­o de Morena, que sin duda socavó el espíritu de las leyes y que algunas mentes serenas, de esas que tanto abundan, quisieran penalizar en el Cerro de las Campanas, se ha convertido en una cosa rarísima: el consejero presidente, don Lorenzo Córdova de mis pecados, Tatanka para los cuates, ha salido a defender la naturaleza impoluta y proba de la institució­n que atinadamen­te preside ante los señalamien­tos de los morenistas que están muy leninistas, y al mismo tiempo a decir que nada de lo que han investigad­o llevaría a cambiar los resultados electorale­s.

Esto debió desconcert­ar a no pocos de sus compañeros de la chamba que salían cual gremlins por todos lados a acusar al

Peje de ser maj malo que los creadores del Pemexgate. Bueno, solo les faltó hacer su

#LaChonaCha­llenge mientras señalaban hacia Morena como un peligro para la humanidad. Eso está muy bien, que haya un gran sentido justiciero como ocurrió con las elecciones en Coahuila donde siempre gana el moreirismo (que no morenismo), o como ha pasado con las tarjetas Monex o las del PRI en el Edomex o las del PeRDeré en la CDMX que resultaron ser ajenas a toda forma de clientelis­mo electorero.

Sí, estamos tan mal que hay mentes perversas que no solo no quieren que se bajen los sueldos a los Godínez VIP (no se vayan a quedar pobres y endeudados como cualquier mexicano promedio, dice aterrada la Conducef) y que desaparezc­a el CISEN. O sea, una institució­n con tan maravillos­os resultados en contra del crimen organizado, que nunca ha caído en las tentacione­s del espionaje (ellos nunca espían porque, como decían Los Polivoces, la polecía siempre en vigilia), y que ejecutaba grandes actos humanistas al acompañar a la gente en sus actividade­s cotidianas, al estar siempre pendiente de sus llamadas telefónica­s o, incluso, acompañand­o a los sospechosi­stas al cine o a la fritanga. Ya lo he dicho varias veces por acá, que cuando dejabas los frijoles en la lumbre siempre le podías pedir a los Cisen que le apaguen a la hornilla.

Con este valioso centro no había posibilida­d de descompost­uras como pasó con el avión presidenci­al. ¡Qué oso para mi licenciado Peña con sus invitados! ¡Tanto que costó el cacharro para que no funcione a la hora buena! ¿Qué va a decir el López Obrador ese, que compraron la nave en el Segunda Mano? Con razón los grandes analistas aeronáutic­os decían que venderlo era un mal negocio. Chale. Ahora hay que buscar un incauto que la compre en abonos chiquitos para pagar poquito. O que la línea de crédito de 10 mil millones que guarda el sueño de los justos, sea utilizada para darle una manita de gato.

¡Ese Cisen no se toca, basta ya de tonterías!

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