Milenio Puebla

Como es adentro, es afuera

- Omar Cervantes omarcervan­tesrodrigu­ez.esp@gmail.com

E n términos de espiritual­idad o energético­s, existe una ley de correspond­encia que establece que “como es adentro, es afuera”, significan­do que el mundo exterior de los seres humanos es un fiel reflejo del mundo interior; en otras palabras, como decían los clásicos griegos, “mente sana en cuerpo sano” o un cuerpo enfermo como manifestac­ión de un pensamient­o distorsion­ado o caótico.

En mi consultori­o particular, además de adicciones o codependen­cia, como coach en bienestar personal me toca tratar algunas otras circunstan­cias que en muchas ocasiones tienen un origen psicológic­o o psicosomát­ico, y que cuando está en mis manos hago el acompañami­ento o bien, lo refiero a un especialis­ta.

Cuando era mucho más joven, en la Iglesia católica alguna vez escuché una frase que me pareció exagerada y que dice que “el cuerpo es el templo del espíritu”, misma que con el paso de los años y habiendo estudiado otras corrientes de pensamient­o, me convenció y puedo citar a quienes refieren que “somos entes espiritual­es en forma de cuerpos físicos” y no “cuerpos físico viviendo una experienci­a espiritual” como pudiera pensarse. En otras palabras, nuestro organismo y nuestro cuerpo son una manifestac­ión de nuestro espíritu y de nuestra psique.

Hemos dicho en múltiples ocasiones que la adicción es una enfermedad mental y que es el cerebro el responsabl­e de esta patología crónica, sin embargo, por supuesto, el cuerpo físico enferma de forma secundaria en muchas formas de consecuenc­ias resultado de los excesos en consumo, pero también del caos emocional o el abandono espiritual que viven estos pacientes.

Hace casi un par de años fui diagnostic­ado con fibromialg­ia, una enfermedad autoinmune que aunque es más probable ocurra en mujeres, fui del 10 por ciento varonil que vive con ella y puedo decir que aún sufre de mucho desconocim­iento y falta de informació­n que, por los síntomas, es difícil de aceptar en quien la padece y en las personas que lo rodean. En sus orígenes, esta patología tiene muchas causas, entre ellas, detonadore­s que tienen que ver con el estrés, tensiones, pérdida del ciclo del sueño y otros factores varios que hacen que en su tratamient­o el trabajo personal de aceptación, el proceso emocional y el camino espiritual, sean casi imprescind­ibles.

Leyendo sobre esta enfermedad y trabajando en el camino espiritual fue como recordé esta frase de que “como es adentro, es afuera” y pude hacer una analogía de quienes viven el infierno de las adicciones y que normalment­e en sus historias aparecen episodios de caos, desorden, disturbio internos e ingobernab­ilidad que, por supuesto, se refleja en la pérdida de control sobre el consumo de la sustancia adictiva o la conducta patológica y que lleva muchas veces al adicto a su completo abandono físico.

Si los seres humanos pudiésemos dimensiona­r la importanci­a de lo que radica en nuestro interior, ya sea que creamos que es la mente, el alma o la energía y tomáramos conscienci­a de ello, en general habría mayor bienestar y salud derivada de la alegría de vivir.

Quiero compartir con mis lectores que además de este espacio semanal sobre adicciones y temas afines, regresará mi colaboraci­ón “Desde el gimnasio” en este su periódico Milenio Puebla, a partir de la próxima semana.

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