Como es adentro, es afuera
E n términos de espiritualidad o energéticos, existe una ley de correspondencia que establece que “como es adentro, es afuera”, significando que el mundo exterior de los seres humanos es un fiel reflejo del mundo interior; en otras palabras, como decían los clásicos griegos, “mente sana en cuerpo sano” o un cuerpo enfermo como manifestación de un pensamiento distorsionado o caótico.
En mi consultorio particular, además de adicciones o codependencia, como coach en bienestar personal me toca tratar algunas otras circunstancias que en muchas ocasiones tienen un origen psicológico o psicosomático, y que cuando está en mis manos hago el acompañamiento o bien, lo refiero a un especialista.
Cuando era mucho más joven, en la Iglesia católica alguna vez escuché una frase que me pareció exagerada y que dice que “el cuerpo es el templo del espíritu”, misma que con el paso de los años y habiendo estudiado otras corrientes de pensamiento, me convenció y puedo citar a quienes refieren que “somos entes espirituales en forma de cuerpos físicos” y no “cuerpos físico viviendo una experiencia espiritual” como pudiera pensarse. En otras palabras, nuestro organismo y nuestro cuerpo son una manifestación de nuestro espíritu y de nuestra psique.
Hemos dicho en múltiples ocasiones que la adicción es una enfermedad mental y que es el cerebro el responsable de esta patología crónica, sin embargo, por supuesto, el cuerpo físico enferma de forma secundaria en muchas formas de consecuencias resultado de los excesos en consumo, pero también del caos emocional o el abandono espiritual que viven estos pacientes.
Hace casi un par de años fui diagnosticado con fibromialgia, una enfermedad autoinmune que aunque es más probable ocurra en mujeres, fui del 10 por ciento varonil que vive con ella y puedo decir que aún sufre de mucho desconocimiento y falta de información que, por los síntomas, es difícil de aceptar en quien la padece y en las personas que lo rodean. En sus orígenes, esta patología tiene muchas causas, entre ellas, detonadores que tienen que ver con el estrés, tensiones, pérdida del ciclo del sueño y otros factores varios que hacen que en su tratamiento el trabajo personal de aceptación, el proceso emocional y el camino espiritual, sean casi imprescindibles.
Leyendo sobre esta enfermedad y trabajando en el camino espiritual fue como recordé esta frase de que “como es adentro, es afuera” y pude hacer una analogía de quienes viven el infierno de las adicciones y que normalmente en sus historias aparecen episodios de caos, desorden, disturbio internos e ingobernabilidad que, por supuesto, se refleja en la pérdida de control sobre el consumo de la sustancia adictiva o la conducta patológica y que lleva muchas veces al adicto a su completo abandono físico.
Si los seres humanos pudiésemos dimensionar la importancia de lo que radica en nuestro interior, ya sea que creamos que es la mente, el alma o la energía y tomáramos consciencia de ello, en general habría mayor bienestar y salud derivada de la alegría de vivir.
Quiero compartir con mis lectores que además de este espacio semanal sobre adicciones y temas afines, regresará mi colaboración “Desde el gimnasio” en este su periódico Milenio Puebla, a partir de la próxima semana.