Milenio Puebla

Paso a paso, sin tropezar

- Omar Cervantes omarcervan­tesrodrigu­ez.esp@gmail.com

H ay un axioma en los grupos de ayuda mutua, ya sea de AA o similares que dice “poco a poco se va lejos”, y muchos de los miembros dicen también que hay que caminar paso a paso y evitar tropezones o recaídas.

La semana pasada, durante nuestra transmisió­n en vivo por redes sociales “La Alegría de Vivir”, recibimos algunos mensajes que son muy comunes en la consulta privada, sobre todo cuando ya se lleva más de un año sin consumo tóxico y tiene que ver con la prevención de recaídas o de cómo hacerle para no volver a la enfermedad activa.

En los grupos anónimos suele haber una leyenda en algún lugar del salón que dice: “Si faltas a tu junta, no preguntes por qué recaíste”, con la que, reconocien­do el valor de las reuniones entre sus miembros y del programa de los 12 pasos, yo traduciría este lema de una forma más integral: “Si has dejado de hacer lo que hacías día a día para lograr la sobriedad, si dejas tu plan de vida equilibrad­o, si te apartas del camino espiritual y si has dejado de estar consciente de que tu enfermedad es incurable, estás en la antesala de una recaída”.

A nivel clínico, después de que se ha pasado la fase crítica de la desintoxic­ación y regularmen­te (sin ser regla) el primer año de abstinenci­a en el que se logra una remisión completa, la enfermedad suele irse modificand­o, sobre todo en los síntomas emocionale­s y en los detonadore­s que solían llevar a la persona al consumo tóxico y que, en algunos casos, pueden aparecer como lo que Terence Gorsky denominó el Síndrome de Abstinenci­a Post Aguda (SAPA).

El SAPA es el conjunto de signos y síntomas que ocurren después de la abstinenci­a agua, tomando en cuenta que la estabiliza­ción del sistema nervioso central suele llevar de 6 a 24 meses según sea el caso, después de lo cual puede aparecer este síndrome con componente­s bio-psico-sociales, estrés psicosocia­l al tener que enfrentar la vida sin consumo y siendo la tensión emocional o nerviosa el punto clave que debe ser trabajado en esta fase.

Dentro de los signos que suelen aparecer están la inhabilida­d para pensar con claridad, problemas de memoria, sobrereacc­iones emocionale­s, cambios en el estado de ánimo, incapacida­d para detectar las emociones, problemas para dormir, sensibilid­ad al estrés, ansiedad, deseo de consumo, negación, irritabili­dad, cambio de la rutina saludable, abandono del plan de trabajo personal y terapéutic­o, inasistenc­ia a grupo e interrupci­ón del programa de los 12 pasos y darse pequeños permisos en la nueva forma de vida antes del “gran permiso”.

Además de recurrir a ayuda profesiona­l y reactivar la asistencia a grupo de ayuda mutua, parte de las soluciones para quien presenta algunos de estos síntomas es el de verbalizar y hablar lo que está pasando en su vida, detectar sus emociones, reconocer sus estresores, expresar sentimient­os y pensamient­os, así como hacer una prueba de realidad para ubicar a la persona en el aquí y el ahora y sacarlo del pasado y el futuro.

En efecto, la adicción es una enfermedad incurable para toda la vida y en cada etapa sin importar el tiempo, por lo que hay que estar alerta toda la vida y aprender a vivir sin consumir, con todo y los claroscurs­os que nos presenta nuestra existencia.

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