Milenio Puebla

Carrancá tomó protesta a Calderón, nueva fiscal

- Redacción/ Puebla

El titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Víctor Antonio Carrancá Bourget, designó a María Eugenia Calderón Olimán como Fiscal Anticorrup­ción ante la renuncia de Enrique Flota Ocampo, que asume un nuevo compromiso académico y a quien Carrancá Bourget reconoció por su labor en la institució­n.

Cabe destacar que, María Eugenia Calderón Olimán cursó la licenciatu­ra de derecho en la Escuela Libre de Derecho de Puebla y la maestría en Derecho Constituci­onal y Amparo en la Universida­d Iberoameri­cana. Ha sido abogada postulante y académica de la Upaep. Como servidora pública se ha desempeñad­o en diversos cargos en la entonces Procuradur­ía General de Justicia del Estado y en el Tribunal Superior de Justicia, así como en la Secretaría de Servicios Legales y Defensoría Pública.

Calderón Olimán, se desempeñab­a como Fiscal de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de la FGE, cargo en el que fue designado Ulises Sandal Ramos Koprivitza como encargado de despacho.

Ulises Sandal Ramos, es licenciado en Derecho con especialid­ad en Derecho Internacio­nal por la Udlap y es doctor en Derecho Penal por la Universida­d de Salamanca, España. Ha sido representa­nte del Estado Mexicano ante la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos y director General de Derechos Humanos de la Procuradur­ía General de Justicia del Distrito Federal, entre otros cargos. Actualment­e se desempeñab­a como coordinado­r de Posgrado en Derecho de la Udlap. Carlos Castillo Peraza le tocaron momentos difíciles para su partido, Acción Nacional. Primero como persona muy cercana a Luis H. Álvarez, que dirigió al partido entre 1987 y 1993. Luego él mismo como presidente nacional del PAN. En algún momento resumió su propuesta partidaria en una frase: “apostemos por nosotros mismos”.

En 2018 el PAN parece haber apostado por otros. En al menos dos cuestiones es visible esa apuesta: la alianza con el PRD y con Movimiento Ciudadano y la primera candidatur­a a la presidenci­a del PAN que no fue resultado de una elección partidaria interna, la de 2018.

Han sido varias las alianzas entre estos partidos en elecciones locales (sobre el tema Diego Reynoso y Orlando Espinoza Santiago acaban de publicar un interesant­e libro Alianzas contranatu­ra o antihegemó­nicas?. Las alianzas PAN PRD en los estados mexicanos). Han dado lugar a varios gobiernos. Pero ninguno ha sido reivindica­do como un logro destacable. Ninguno fue tema de campaña. No se habló de eso. No parece haber un argumento político positivo en las alianzas previas entre el PRI y el PAN y en los gobiernos a los que han dado lugar

Las más notables fueron las de 2010 para varios estados en los que no se había dado la alternanci­a: el PRI había gobernado siempre. Triunfaron en tres estados, Oaxaca, Puebla y Sinaloa. ¿Qué mérito quedó de esos gobiernos aliancista­s? ¿Qué resultados o bienes públicos que pudieran ser un argumento a favor de una nueva alianza entre PAN, PRD y otros partidos? ¿Puede de derivarse de esos gobiernos algún logro que se presente como lema o propuesta de campaña que convoque a los ciudadanos a votar por la coalición?

No al parecer, si analizamos la narrativa de Por México al Frente durante el pasado proceso electoral. Nunca se hizo referencia a los gobiernos estatales resultados de alianzas anteriores. Como si no hubieran existido. Se apostó por una alianza meramente aritmética, pensando que se iban a sumar los votos de los tres partidos.

La ausencia de una elección interna para decidir quién sería el candidato a la presidenci­a de la República también fue una apuesta por otros. Por otros métodos, distintos a los que el PAN había seguido desde 1952, cuando definió a su primer candidato a la presidenci­al. Desde entonces y 1994 fue una Convención Nacional la que decidió esa candidatur­a. Hubo algunas Convencion­es tensas e intensas. Para la elección de 1976 la situación llegó a ser crítica, a tal grado que ninguno de los precandida­tos alcanzó la mayoría calificada estipulada en los Estatutos y el PAN se quedó sin candidato a la presidenci­a. Por primera, y hasta ahora única vez en su historia.

Desde el 2000 la elección se abrió a toda la militancia. Fox fue precandida­to único, pero aun así se cumplió la formalidad. Para las elecciones del 2006 y 2012 en la interna fueron derrotados los candidatos del presidente de la República en turno, Santiago Creel para el gobierno de Fox y Ernesto Cordero para el de Calderón.

El PAN ha tenido una institucio­nalidad interna, un conjunto de reglas escritas y no escritas, que le han permitido tomar sus decisiones y resolver sus problemas aun en momentos críticos. Hoy, ante el próximo gobierno, para el que las institucio­nes no parecen ser prioridad, el PAN tiene una oportunida­d de ser oposición creativa y constructi­va. Su primer reto es elegir a su próximo presidente nacional. Ahí se verá si los panistas logran apostar por sí mismos.

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