amentablemente la Cuarta Transformación (que todavía ni empieza y ya parece que vamos al final del sexenio) nos ha quitado tiempo, solo para seguir mansamente la agenda que se impone desde el comité central del politburó pejista.
Oséase que, en medio de la vorágine y sus polémicas, no ha habido chance para pensar en las nuevas chiquilladas políticas que están que arden. Así, mientras uno se queda pensando en si Bartlett también estuvo del lado nazi en el desembarco en Normandía como casi presume Manuel Clouthier, se nos olvidan los panuchos, que a juzgar por sus niveles de broncas internas y de división en pandillas, cualquiera diría que lo único que ganaron al juntarse con el PRD (además de un herpes) fue que se les pegaran las mañas.
En lugar de plantearse una recomposición sensata, autocrítica y bien planeada, todo indica que lo que hay ahí es una rebatiña por el muy poco podercito y algunas monedas que puedan estar por ahí regadas. No se vislumbra ninguna reconstrucción interna, sino más bien una cruenta batalla que nos hace evocar a la broncas de Vergara con su ex o de La Volpe y la podóloga.
En estas festivas madrizas hay tres bandos: los que todavía tienen el poder como Damián Zepeda, gran adorador de Anaya (el profeta fallido que anda tan desaparecido que hasta hay una alerta Amber para encontrarlo); los que odian profundamente a Anaya por haber llevado al partido hacia la ignominia, el autoritarismo y la antidemocracia, como Gil Zuarth y Borrego, en representación de lo que queda del calderonismo, sin olvidar al resto de los RBD del PAN que se quedaron en el limbo y no saben si son virtuales ex panistas o probables ex panistas como el próximo ex senador, Jorge Luis Lavalle, que quiere recuperar sus derechos ( deveritas, todavía hay gente que se quiere quedar en el PAN). Y mientras se matan entre todos, vemos tras bambalinas a Moreno Valle haciendo ñaca ñaca, pero últimamente optó por el bajo perfil mientras no se resuelva lo del frau... digo, las elecciones en Puebla donde su esposa está en la tablita.
En cambio en el PRD ya tomaron conciencia y encontraron que en vez de estarse peleando a lo buey con AMLOVE como los Chuchos que ya no son nada chichos pero sí gachos y malafachas, mejor comenzaron a plegarse a las propuestas de austeridad, algo que les es totalmente ajeno. Entendieron su condición casi al borde del exterminio, ahora a ver si su presidente, Manuel Granados, se desprende de su condición del único mancerista claramente detectable ahora que al llegar al Senado se lo van a comer crudo, y también se decide a darle crank al Instituto
Chuchístico de Verano, que va a hacer su peor pesadilla.
Deberían de aprender a Juanito que ya no habla de la mafia lopezobradorista y que fue a pedir chichi con “ya saben quién”.
El PRI… el PRI… me suena, me suena... ¡ah sí! un partido que solo encontrará su redención al reclamarle a todos esos supuestos influencers que creyó muy influyentes y que al final no influyeron en nadie para votar por el dotor Mit. Hasta deberían de pedir reembolso.