EL COACHING, COMO LA SAL: ORTEGA
“Sabes que está en el platillo pero nunca es protagonista”
Si bien los grandes artífices del éxito en el mundo del deporte son sin lugar a dudas los protagonistas del juego, detrás suyo existe un gran número de factores que influyen en la obtención de un logro, donde la guía mental adquiere gran relevancia y de ahí que son pocos los que logran dominar el difícil arte del coaching deportivo.
Ese es el caso del poblano, José Agustín Ortega y Garibay, quien en la actualidad se desempeña como un asesor en materia deportiva, tanto a nivel profesional y amateur, pasión que nace luego de un largo recorrido por distintas vertientes dentro de la actividad atlética, que inició desde muy temprana edad.
“Desde niño se me dio la inquietud de jugar el futbol, amo el futbol soccer, es mi deporte principal, lo más que llegué fue a reserva profesional con Ángeles de Puebla en aquellos tiempos cuando había dos equipos aquí, posteriormente tuve que dejarlo por la carrera, estudié Comunicación, soy egresado de la Ibero, ahí jugué futbol pero a nivel universitario, al término de mi carrera tomé la maestría en Letras Iberoamericanas, cuando concluí, hubo una certificación en coaching, soy coach ontológico y también deportivo desde hace cinco años”.
Si bien su ilusión era convertirse en jugador profesional de futbol, su paso por el extinto equipo de Ángeles a él dejó un cúmulo de experiencias que más adelante forjarían su camino dentro de la asesoría deportiva, donde recuerda con gran cariño aquellos instantes en los que la cancha y una pelota eran su razón de ser.
“Lo más padre de esa época fueron los aprendizajes, a temprana edad, a los 18, 19 años, supe empezar a valorar los consejos en ese entonces del maestro Pepe Valtonra, que era el director técnico, un defensa central inolvidable, recuerdo sobre todo una frase, un consejo, que decía si tu quieres ser futbolista, camina como futbolista, duerme como futbolista, sueña como futbolista, relaciónate con el mundo como futbolista, yo creo que desde ahí comenzó a cambiar mi mentalidad, porque eso implica compromiso, hoy lo veo como el valor del compromiso, a temprana edad tener esto de un personaje como el maestro Valtonra fue oro molido”.
Llegado el momento, José Agustín supo que la oportunidad de debutar en el máximo circuito sería punto más que complicado por los problemas que envolvieron a dicha institución, momento en el que decidió apostar por los estudios, por la carrera universitaria, con lo que aprendió a vivir un proceso, que hoy en día es muy común en sus asesorías.
“El decir adiós, aprender a renunciar a algo, el dejar ir y fluir por la vida, eso me pasó a muy temprana edad, a los 20 años, fue realmente difícil de joven poder decir adiós, yo no comprendía exactamente la gran magnitud de esto, sí me dio depresión, me dio frustración, aunque tenía la carrera de Comunicación en una buena universidad, dejar ir un sueño fue muy fuerte. Precisamente, este adiós es una de las cosas principales que trabajo con futbolistas profesionales cuando van dejando o ya dejaron la carrera, un ejemplo, Gonzalo Pineda, es difícil que un ídolo, cuando ya tiene una trayectoria, deje algo que ama como el futbol, ahí fue un aprendizaje que pude digerirlo años después”.
De los medios al coaching
Al término de su licenciatura, la oportunidad de trabajar en medios se abrió para Ortega y Garibay, pues fue ahí donde encontró el sitio ideal para mantenerse cerca de lo que más amaba, el deporte, razón por la que durante años logró desempeñarse en distintos puestos y cargos en varias empresas.
“Estuve sobre todo trabajando en medios de comunicación, mucho tiempo en el Semanario Siete Días, tuve la oportunidad de coordinarlo, también estuve algún tiempo en Oro Noticias como reportero tras la salida de Fernando Canales, el hacer periodismo me dio la oportunidad de ir relacionándome, ir aplicando la filosofía que aprendí de joven, la filosofía deportiva aplicarla en otros medios, en otros ámbitos como la política, me dediqué mucho tiempo al periodismo político, al análisis, me gusta la parte de la crítica constructiva, ofrecer una opinión al público que nos lee, después estuve en ABC radio, con Carlos Hernández Reyes, escribía una columna para el ESTO que se llamaba Sport Coaching”.
En su constante preparación, Agustín encontró una ventana de oportunidad con la certificación como coach empresarial, labor que desempeñó con agrado, ya que fue ahí donde por vez primera aplicó los conceptos adquiridos a lo largo de su vida en su experiencia como deportista y analista de profesión, que a la postre lo condujo a la rama que más le apasionó.
“El futbol y el deporte en sí siempre lo tendré en mi ADN, es eso lo que me permite regresar, quizá en una forma de sinergia que yo no pensaba, no lo tenía en la mente, como decimos en el coaching, del mapa lo pude bajar al territorio, del mapa nunca se me fue la idea de regresar al deporte, porque estaba haciendo coaching empresarial, pero mediante el coaching deportivo me pude relacionar de nueva cuenta y encontrar a viejos conocidos dentro del ámbito”.
Luego de picar piedra, de aprovechar su estancia en medios, Ortega comenzó a abrirse paso dentro del balompié profesional con algunos jugadores de la localidad, lo que sin saber, a la postre le daría la posibilidad de enfrentar su primer gran reto como coach con las Ballenas Galeana, donde la misión fue salvarlos de la quema del descenso.
“Cuando hago la certificación en coaching deportivo supe que ahí estaba mi mero mole, que estaba mi principal querencia, volví al ruedo, a las canchas, específicamente con
Ballenas Galeana, tuve la oportunidad de coachearlos y pudimos salvarnos del descenso. Los medios me ayudaron, el primer paso lo di en el programa deportivo de ABC Radio, ahí conocí a Gonzalo Pineda, a otros jugadores, ahí empecé a dar ese transfer, a hacer lo que me gustaba desde el punto de vista mental, posteriormente una amiga me invitó a trabajar con Ballenas y ahí entré con el ex de La Franja, Enrique López Zarza”.
Aún cuando el resultado fue el que se había estimado, el camino no fue en nada sencillo, ya que además de luchar contra la falta de confianza en su proyecto, tuvo que lidiar con procesos extra cancha, de índole económico, que a él complicaron la ruta, pero que le significó al final una gran experiencia.
“Fue realmente un reto enorme, porque ahí me di cuenta que las necesidades básicas del ser humano, como es el que te paguen por tu trabajo, hablo de los futbolistas, no es posible tener un buen desempeño deportivo, laboral, si no tienes tus necesidades básicas cubiertas. Fue el principal reto, generar equipo, con los jugadores, con el técnico, con la camiseta que defendían, con el público aficionado, generar integración de valores, aún cuando no había paga, muchas carencias, lo hizo más complicado”.
Forjador de talentos
A pesar de haber logrado con éxito su cometido, el agradecimiento y reconocimiento jamás llegó de la directiva, no así de los jugadores, del cuerpo técnico, con los que guarda un grato recuerdo, pero sobre todo una amistad invaluable, que a él sirvieron para emprender un nuevo proyecto con las Fuerzas Básicas de los Pumas de la UNAM.
“El coaching es como la sal, sabes que está en un platillo pero nunca es protagonista, hubo reconocimiento del grupo, del profe López Zarza, que en un principio no creía mucho en esto, después lo reconoció, hubo reconocimiento del equipo, de la institución pasó de largo. Todo eso me ayudó para que después me invitaran a un proyecto con Pumas, en la cantera, para realizar gente que iba al primer equipo, ahí tuve un gran aprendizaje, porque la encomienda del presidente del club fue enseñarles a ser buenos seres humanos, filosofía de la UNAM que enganchó totalmente conmigo”.
Durante su estadía con los jóvenes felinos, logró no sólo implementar la ideología que le fue encomendada, sino también potenciar mentalmente a distintos jóvenes que en la actualidad son parte importante del equipo en Primera División, lo que para José Agustín es sin duda un éxito profesional y personal.
“Gente que llevamos al primer equipo y hoy me da gusto verlos ahí, como Alan Mozo, como el mismo ( Jesús) Gallardo, Brian Lozano, es uno de los chicos que ya con mucho descaro enfrenta el arco, eso ha sido un gran reto y una gran satisfacción para mí. Fue realmente un cambio abismal, estar en Ballenas, a trabajar en Pumas, tienes áreas para trabajar todo el aspecto interior, sobre todo en la edad que nos fue encomendada, tener toda esa infraestructura ayudó mucho al trabajo mental, a interiorizarlo”.
Finalizada su misión con los universitarios, Ortega y Garibay inició su propia consultoría, donde de la mano con deportistas e instituciones privadas, ha fortalecido su proyecto, que por el momento, se ha enfocado más en atletas de alto rendimiento en distintas especialidades.
“Estoy ya en unos proyectos personales, como es dar coaching deportivo a atletas, junto con una socia tengo una consultoría, mi socia Lucy Garzón, hemos hecho diplomados de bienestar y salud en la Ibero, los hacemos también de manera abierta, entrenamiento mental para atletas. Lo hacemos abierto al público en general, pero en específico a atletas que ya tienen un reconocimiento, una carrera recorrida, triatletas, maratonistas, es abierto a este público, también brindamos asesoría en cuanto a nutrición e higiene postural”.
Con la idea permanente de pronto regresar al futbol, José Agustín Ortega y Garibay confía en tener en el corto plazo algún nuevo acercamiento con algún equipo profesional, sobre todo en el renglón de las Fuerzas Básicas, pues es ahí donde la materia prima es moldeable y con la que sabe se pueden conseguir grandes resultados.
“Para mí algo padrísimo sería volver a Fuerzas Básicas, más que con un primer equipo, tengo gran amistad con el ‘profe’ César Vega, mi sueño es junto con él hacer una alianza para hacer una gran cantera, sobre todo con aquellos futbolistas que tengan el sueño, sin importar si están a un nivel amateur o en un club deportivo, lo que queremos hacer son buenos seres humanos y principalmente grandes deportistas”, finalizó.
Al término de su licenciatura, la oportunidad de trabajar en medios se abrió para Ortega Fue ahí donde encontró el sitio ideal para mantenerse cerca de lo que más amaba, el deporte