Milenio Puebla

“EL AVIÓN SE LEVANTÓ UNOS METROS Y LUEGO VINO EL GOLPE SECO”

Luis Equihua estaba de vacaciones; narra los momentos previos a la caída de la aeronave y cómo salió después

- POR GILBERTO LASTRA FOTOGRAFÍA AP

Luis Equihua Bracho, habitante de Ciudad de México que vacacionab­a en Durango, pasó de disfrutar un día soleado al desplome de la aeronave en la que regresaba.

El sol era fuerte en el momento de abordar el avión y las condicione­s del clima se percibían óptimas para el despegue.

El capitalino asegura que en el momento en que se echa en reversa el avión, comenzó la lluvia.

Equihua Bracho se sorprendió por lo rápido del cambio de clima, pero conforme iban tomando la pista, la precipitac­ión pluvial aumentaba hasta convertirs­e en un aguacero.

En ese momento los protocolos de seguridad se realizaron dentro del avión.

Ya en la posición de despegue, se detiene aproximada­mente un minuto, y en ese punto, el pasajero asegura que alcanzaba a observar las instalacio­nes de la nave.

De súbito arrancó, soltó los frenos y en ese momento se cierra el cielo. El final de la pista no se alcanzaba a observar.

El avión se levanta unos metros y Equihua Bracho, mirando por la ventana el suelo a unos 20 metros de altura, siente como si el avión fuera a aterrizar. Fue una sensación extraña para el capitalino.

Instantes después, la nave golpea el suelo, un golpe seco, que destruye el tren de aterrizaje de un lado, se tambalea el avión y el otro tren de aterrizaje se quiebra.

En ese momento el fuselaje friccionab­a con la pista y comenzaron los gritos. No se imagina cómo es la explosión de un avión, pero como se encontraba a seis filas de la cabina, se levantaron cuando el humo entro al área de los pasajeros.

Equihua Bracho volteó a la derecha y rogaba que la salida de emergencia se abriera. Una ráfaga de luz le anunció de que ya estaba abierta.

La gente caminaba hacia el frente del avión, pero la salida se encontraba detrás de él. Llamó a los pasajeros y la evacuación fue rápida.

Al salir, el olor a turbosina quemada inundaba el ambiente y el calor del fuego se sentía.

Equihua Bracho escuchaba a la aeromoza gritar hasta que su voz se extinguía.

Ya fuera de la aeronave, corrieron por los matorrales y al llegar a una zona con montículos se detuvieron para observar cómo se incendiaba el avión.

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Atención a heridos en hospital público.

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