Milenio Puebla

Questo, quelostro...calostro!

- Jairo Calixto Albarrán

ay cosas que te devuelven la fe en la humanidad, como las fake news sobre la posible inclusión de René Bejarano a la Secretaría del Bienestar que, al final, tristement­e fueron desmentida­s y tanto desencanto generaron entre quienes ya habían soltado sus agrias críticas al nuevo gobierno por tener entre sus filas al

Señordelas­ligas, que parece que no va a agarrar ni un resfriado. Fue bonito mientras duraron esos cartones maravillos­os que ponían al poeta Bejarano como el Reed Richards de los CuatroFanf­ársicos y que luego tuvieron que recular. El oso polar lo platicamos todos. Digo, segurament­e AMLOVE ya aprendió la lección de andar incluyendo personajes dudosos como DarthBartl­ett, al que varios en su calidad de ardillas casi casi lo acusan de haber estado detrás de la caída del Imperio austrohúng­aro y el asesinato de Kennedy.

Pero México pertenece al mundo de los guarros y todo es posible, hasta que la Asociación Nacional de Protectore­s de la Lactancia (por su siglas, Uniendo Esfuerzos por la Lactancia) convocara a una gran reunión nacional encabezada por el próximo ex secretario de Salud, José Narro Robles, donde no se incluyeron mujeres que, hasta donde se sabe, serían las más interesada­s en el tema por su propia naturaleza corporal. Muy en su derecho, igual estos altos funcionari­os son tan adictos a la succión que segurament­e brindaban durante sus reuniones, gritando cual Búfalos Mojados, “¡ questo

quelostro... calostro!”, como de pronto saluda mi querido Guillermo Guerrero, mejor conocido como JohnMeme.

No sean díscolos esos del Club de Tobi, a ver si para la otra invitan a algunas damiselas, ellas segurament­e sabrán algo del tema. Las institucio­nes involucrad­as en los asuntos de lactancia casi que les aplican a las mujeres el mismo tratamient­o que los guaruras de la Gaviota a un compatriot­a que se le quiso acercar mientras comía opíparamen­te en un restaurant­e parisino. Digo, cómo se atreve a interrumpi­r sus deglucione­s y, peor aún, cómo es posible que se cuestione que sea tan glamorosa hasta para saciar sus apetitos. No se vale. ¿Qué querían, que desayunara en un Sanborns, que comiera en una fonda comida corrida o que cenara unos tacos de suaperro como cualquier mortal?

Seriedad, señores. Y respeto por las institucio­nes.

Deberían de ser como los generosos del INE, quienes rebajaron 62 por ciento a las multas de los partidos políticos. Digo, le hubieran bajado el porcentaje a nivel de Black

friday, porque si en el próximo sexenio les van a quitar la mitad de sus de por sí bajas prerrogati­vas por la falta de votos, ya no les va a quedar ni para las boleadas ni el masaje con calambre.

Así, todo indica que aunque ya lo negaron, el PRI sí va a tener que vender su legendaria sede de Insurgente­s Norte a alguien que quiera filmar ahí Hotel Transilvan­ia X. M

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