AMLO sigue en campaña
Multitudes pendientes de sus pasos, reclamos a cada vuelta de llanta, selfies incontables por metro avanzado y ahora singulares manifestantes en busca de oídos de una autoridad que aún no es tal. Pero eso sí, atención, palabras, apapachos y promesas, muchas promesas, como si no hubiera una brecha entre las campañas, la jornada electoral y la declaratoria de Presidente electo.
Andrés Manuel López Obrador se aplica y se mueve con libertad en el escenario que domina más que ningún otro político mexicano, el de la campaña, el del proselitismo, el de lanzar compromisos y jurar lealtades, sin mucha diferencia con su proceder de los últimos 12 años, salvo matices propios de su nueva jerarquía.
Si antes eran censuras al nuevo aeropuerto hoy son revisión de diagnósticos y consulta pública; si otrora era echar abajo las reformas estructurales impulsadas por Enrique Peña Nieto ahora se trata de analizar contratos y ajustar lo que se hizo mal, pero nada tan drástico parecido a una cancelación; si en otro momento, en fin, era lucha a muerte con la mafia del poder, en la actualidad todo es reconciliación, amnistía, perdón.
En línea con su interminable afán, ha designado como representantes de su mando en puerta a adversarios de los gobernantes en turno o que se aprestan a serlo llegados ahí por siglas distintas a Morena, lo que anticipa enfrentamientos que poco tienen que ver con el ánimo buena onda que ahora pregona a diario en las escalinatas de su casa de la colonia Roma, acaso con la expectativa de someterlos y redondear las mayorías de las que disfrutará también en el Congreso federal.
Como su ADN es la campaña y la puebleada, decíamos, tuvo muy claro desde el 2 de julio que después de echar a andar la parte más pesada de la transición se embarcaría en la enésima gira por todo el país, de agradecimiento en este caso, donde no tendrá por qué ser diferente en cuanto a multiplicación de promesas y la ratificación de los lazos de amor que se convirtieron en votos.
Lo suyo lo suyo, hasta ahora, es la campaña, pero se acerca el 1 de diciembre y empezará la hora de cumplir con las abundantes promesas, más allá de las multitudes y las selfies. M