Milenio Puebla

Reconoce los obstáculos que te apartan de tus sueños

- Mariela Solís mariela.soro@gmail.com

E l dinero y el tiempo son las razones más recurrente­s por las que las mujeres que se acercan a MISAC no emprenden o tienen miedo de hacerlo. Muchas de las que son “jefas de familia” lo han hecho por necesidad, pero sin una estrategia clara. El resultado es mucha frustració­n, una alta tasa de abandono de los proyectos y pérdidas económicas.

No obstante, el tiempo y el dinero son solo una parte minúscula de lo que nos aleja de nuestros sueños. Los principale­s retos se encuentran dentro de nosotras, forman parte de nuestra experienci­a de vida y requieren un trabajo continuo en el que reconocemo­s situacione­s o patrones de alerta que nos están llamando a abandonar nuestras metas.

No importa qué tan pequeño o qué tan riesgoso sea nuestro sueño. No importa si nuestro sueño son unas vacaciones, un negocio o fama internacio­nal. Si no trabajamos interiorme­nte en cómo podemos lograrlos y si no vencemos estos obstáculos, muchas veces nos vamos a encontrar sintiéndon­os derrotadas o sin ganas de seguir. Entonces, ¿cuáles son estas barreras?

En primer lugar está el “miedo”. Así, con mayúscula. El miedo de ser exitosas o independie­ntes. El miedo a enfrentarn­os a escenarios donde no tenemos redes de soporte (familia, economía, capital, etcétera). El Miedo es paralizant­e y nos orilla a dejar de intentarlo, incluso antes de empezar.

Lo maravillos­o de esto es que la forma más efectiva de tratar el “miedo” es, precisamen­te, enfrentánd­ose a él. Por partes. Es decir, aunque el miedo se sienta abrumador, siempre tiene raíces bastante racionales y siempre tiene causas muy específica­s. Sobre esas sí podemos trabajar o negociar. En segundo lugar está el pasado. Es decir, las experienci­as, los fracasos, los traumas, la educación, lo aprendido en el pasado. Los rencores o los mitos que han permanecid­o. El pasado es poderoso cuando se convierte en quien nos aconseja qué hacer todos los días. Debemos aprender que el pasado no es quien se enfrenta a la vida todos los días. Todo lo que hemos aprendido lo podemos desaprende­r. Cuando logres dejar ir el pasado, llena tu presente de buenas experienci­as que te impulsen hacia adelante.

Después está la insegurida­d. ¿Te dijeron de pequeña que no eras buena bailando y esto impidió que siguieras una carrera en la danza? El sentimient­o de no ser lo “suficiente­mente bueno” es algo sumamente común en todas las esferas de la vida. Ante esto, haz afirmacion­es todos los días que refuercen todo aquello “pequeño o grande- que has logrado hasta hoy. Recuérdalo y atesóralo.

El cuarto es el estrés. Sin duda, la plaga de nuestros tiempos. Las afirmacion­es también son buenas para manejar el estrés, y si agregas tres respiracio­nes profundas mientras afirmas, vas a sentirte más consciente de tu espacio.

Finalmente, la falta de propósito. Este obstáculo es “raro”, porque pocas veces nos detenemos a pensar en el propósito de nuestras vidas o en si lo estamos cumpliendo. Sin embargo, una vez que te haces estas preguntas todo cambia. Cuando pienses en tu meta, pregunta “¿por qué lo quieres?”. A esa respuesta, agrega otra pregunta utilizando “¿por qué?”. Conocerte mejor es un catalizado­r para alcanzar tus sueños.

Trabajar internamen­te se refleja hacia el exterior. Siempre recuerden que si estamos bien, podemos hacer grandes cosas.

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