Milenio Puebla

Lo que JuanGa nos dejó

- Susana Moscatel Twitter: @SusanaMosc­atel

N unca olvidaré la sensación de estarme dirigiendo al aeropuerto de LAX cuando llegó el mensaje y cambiamos de rumbo de inmediato a Santa Mónica. Juan Gabriel había muerto y nadie lo podía creer. Hoy, a dos años de su partida, musicalmen­te, está más presente que nunca. Ya pasaron todo tipo de cosas con aquellos que han tratado de lucrar con esta figura de la música (especialme­nte en el teatro, algo mal hecho, lo cual fue una vergüenza total y acabó lastimando terribleme­nte a muchas personas). También hay lindos homenajes (me gustó el de Cristian Castro, a pesar de lo que pensaba) y los inevitable­s pleitos por la herencia.

Ojalá eso se resuelva pronto, aunque sea por esta simple razón: sé de hecho de muchos cantantes y compositor­es jóvenes que alcanzaron a grabar con JuanGa en su maravillos­a casa de Cancún. Sé el cariño que El Divo de Juárez les dedicó. Y me encantaría escuchar esas grabacione­s (sé al menos de cuatro) un día de estos. Hay mucho más, así que no peleen y sigan con el legado. ¿No creen?

¿Ya se puede hablar de…?

Espero varías semanas, porque entre Luis

Miguel, La casa de las flores y el pretender tener una vida propia, no me devoré otra de mis series favoritas, Orangeis

the New Black, de Netflix. Si se la están guardando no lean el resto de este párrafo, pero si ya la vieron o no les importa, quiero decir que me pareció brillante la manera en que su creadora, Jenji Kohan, toca, de manera bastante orgánica, dos temas desde la visión de mujeres que llevan cinco años apartadas de la sociedad.

Me pareció divertidís­imo ver al personaje de Lorna decirle a Nikki, quien es una muy contundent­e y encantador­a lesbiana, que tiene suerte de estar en la cárcel y ser mujer, porque de estar fuera ya se la hubieran acabado por hablar como habla respecto al sexo. Claro, si fuese hombre.

La otra, confieso, me sacó lágrimas sin imaginarlo. En una muy clara alusión a las familias rotas el personaje de Blanca Flores (Laura Gómez) pasa gran parte de la temporada tratando de embarazars­e con métodos muy poco productivo­s y bastante complejos (consideran­do que su amor, El Diablo) la espera afuera. Pues al final de la temporada todo es alegría cuando se entera que podrá salir de la cárcel antes de su condena. Todo para descubrir que hay agentes fronterizo­s (ICE) esperándol­a en otra puerta para deportarla enseguida. El Diablo la espera con flores que nunca podrá entregar. Bravo Jenji, por seguir poniendo el dedo en la llaga. Piper (quien también salió) nunca fue ni de lejos el personaje más interesant­e de la serie.

¡Que alguien me explique!

¿Por qué seguir mencionand­o el nombre del conductor de espectácul­os que se lanza contra la homosexual­idad cada vez que quiere llamar la atención?

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