Así empezó todo
Citaba ayer Gilga a Fernando Escalante: “Es raro que se pueda fechar con tanta exactitud el nacimiento de un movimiento intelectual, pero en este caso es así. El neoliberalismo nació entre el 26 y el 30 de agosto de 1938, en París, en el Coloquio Lippamnn
Decíamos ayer. Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil leía un libro único: Así empezó todo. Orígenes del neoliberalismo (Cal y Arena, 2018). Escribe Ricardo Becerra en la presentación de este volumen: “‘Los ricos no son lo suficientemente ricos, los pobres no son lo suficientemente pobres’. La frase fue pronunciada por Ronald Reagan en un discurso de campaña del año de 1979. Esta frase concentra, dice Ricardo Becerra, “las ideas que nutrieron el Coloquio Lippmann. No es una vulgarización sino una certera derivación propagandística. Su crueldad no le resta eficacia y nos informa que aquellos hombres reunidos en París 40 años atrás fueron capaces de poner en marcha no solo un nuevo corpus teórico, un tipo de pensamiento político, económico, filosófico sino que además configuraron el espíritu de toda una época de la cual por cierto todavía no escapamos (…). Y cuando los estadunidenses votaron por Reagan y se convirtió en presidente, actuó en consecuencia: retiró un buen número de servicios públicos, disminuyó prestaciones de ayuda social, subsidios de desempleo y fondos de pensiones para utilizar el dinero así ahorrado en rebajar los impuestos a los ricos. El eco de Lippmann hecho carne y política económica real”.
Neoliberalismo
Citaba ayer Gilga a Fernando Escalante: “Es raro que se pueda fechar con tanta exactitud el nacimiento de un movimiento intelectual, pero en este caso es así. El neoliberalismo nació entre el 26 y el 30 de agosto de 1938, en París, en el Coloquio Lippamnn”.
Escribe Escalante: “Nadie quiere hoy en día ser llamado neoliberal. El neoliberalismo tiene mala fama, la palabra sobre todo, porque se ha asociado desde hace mucho a la dictadura de Augusto Pinochet. No es del todo injustificado. En efecto, el gobierno de Pinochet tuvo un equipo de asesores económicos, formados en la Universidad de Chicago bajo la orientación de Milton Friedman, que se llamaban a sí mismos neoliberales. Y que diseñaron para Chile una política económica de austeridad, privatizaciones, equilibrio fiscal, liberalización comercial (…). El problema es que desde entonces la palabra vino a quedar asociada a una amalgama confusa de autoritarismo, capitalismo salvaje, gobiernos militares, conservadurismo católico”.
La claridad expositiva y la vocación de profundidad de Escalante han dado ya un libro único entre nosotros sobre el neoliberalismo que publicó el Colegio de México. En el prólogo de Así empezó todo, Escalante escribe esto: “La verdad es que se ha abusado del término (neoliberal) de tal modo que resulta prácticamente inutilizable. Desde hace tiempo se emplea de manera indiscriminada, bastante imprecisa para descalificar ideas, programas, políticas de la derecha. Según el uso que se hace habitualmente del término, neoliberal puede ser casi cualquier cosa (…). El neoliberalismo existe. Es un programa intelectual perfectamente reconocible, muy distinto del liberalismo clásico. Un programa que de hecho se define desde un principio precisamente por oposición al liberalismo clásico. De eso se trató el Coloquio Lippmann”.
¿Mejorar para empeorar?
Gil les dice algo: Así empezó todo es un conjunto de opiniones inteligentes sobre cómo vivir y sobrevivir, gobernar, mejorar la vida aunque muchas veces sea a costa de los más pobres. Escalante, que no cobrará un peso por este artículo que Gil reproduce de manera abusiva y no por eso menos admirativa (iva-iva), escribe: “Las ideas que forman el núcleo del programa neoliberal estaba en el ambiente de los años treinta. Eran las horas más bajas del liberalismo. Las consecuencias de las crisis económica de 1929 habían sido devastadoras para la democracia representativa en Europa, y para la idea del mercado libre. El ascenso del fascismo, del nacionalsocialismo, la presencia amenazadora de la Unión Soviética, la beligerancia de los partidos nacionalistas, el New Deal de Estados Unidos, todo parece apuntar en el mismo sentido: mayor intervención del Estado, politización de los mercados, planificación. Contra eso, que parece ser el espíritu del tiempo, se levantan algunos autores: Ludwig von Mises, Louis Rougier, Lionel Robbins, Walter Lippmann. No tienen mucho en común, salvo la convicción de que es necesario recuperar el liberalismo, darle nueva vida y que para eso hace falta un programa muy distinto del que habrían suscrito los liberales clásicos”.
Si la lectora, el lector y le lectere quieren conocer las intervenciones del Coloquio Lippmann, deben leer este libro que tradujo Escalante y que guarda una historia extraordinaria.
Todo es muy raro, caracho, como dice la parodia de la canción de Luis Miguel: Si no supisteaMarx, ahoratepuedesmarchar.