“¿Enrique?... Hello... ¿Enrique?”
Twitter: @puigcarlos
Quedará para la historia de cosas raras, y vaya que hay muchas, de Donald Trump el anuncio/llamada/ quiénsabequéfueeso, del lunes pasado en la oficina oval de la Casa Blanca.
Un capítulo más para el siguiente volumen de Rosas y Patán y su México Bizarro. Que si no le contestaba Peña, que si no sabía manejar el teléfono, que si le cambió el nombre al tratado, que si el TLC era nefasto, que si Peña muy bien, pero AMLO más, que si el tequila —Trump no bebe una gota de alcohol—, que si Canadá haga lo que se le pegue la gana...
Sí, todo eso en la oficina del hombre más poderoso del mundo. Da miedo.
Luego las fotos y las sonrisas y el yerno —sí, el yerno, no nos acostumbremos— y que todos somos muy amigos. Y después algunos detalles. Que si la verdad es que lo del aluminio y acero, pues no lo hemos terminado de hablar. Pues la verdad es que no estamos seguros de que si Canadá no le entra, la autorización del Congreso vale para negociar un acuerdo bilateral, la verdad es que...
Trump, como siempre, como cada minuto hace años está en campaña y le urgía un evento de campaña sobre una de sus promesas más importantes para llegar a la Casa Blanca: terminar o modificar radicalmente el TLC, esa porquería de acuerdo que tanto daño ha hecho a Estados Unidos. Y necesitaba hacerlo antes del último día de agosto para hacerlo medianamente creíble. Y lo hizo, y tuvo a tres mexicanos sonriendo y aplaudiendo.
Nos venderán algunos triunfos en la negociación y otros irán descubriendo las derrotas. Nada, por lo pronto, parece terrible en este primer entendimiento; nada, tampoco, parece extraordinario. Los mexicanos en estos meses hicieron un acto de resistencia hasta que a Trump se le acabó el tiempo para buscar votos.
El canciller Videgaray lo explicó diciendo que le parecía importantísimo que Canadá se subiera a este entendimiento, pero que en caso de que no lo hiciera, pues México ya tenía un acuerdo. Algo así como, uf, nosotros ya chingamos... señor Trudeau, ahí se ve.
Desde ayer, el presidente Peña nos quiere convencer de que con este raro principio de acuerdo, que no sabemos en qué va a acabar, veamos de otra manera la visita del Trump candidato a México. ¿En serio?
Pensándolo bien, la extrañísima, bizarra, inútil llamada pública del lunes es un buen resumen de la relación del gobierno de Trump y el de Peña Nieto: —¿Enrique?... Hello... —Celebremos con un tequila, señor Presidente. M