Ovejas negras y transformadas
L as sectas, sin importar su tipología (comerciales, religiosas, destructivas, terapéuticas, políticas u otras) dependen del enrolamiento. Ellos afirman que “enrolar no es sumar gente a un entrenamiento, taller, curso o experiencia; es sumar gente a su visión”. La realidad es que a estos grupos no se ingresa de modo estrictamente “voluntario”, te hacen entrar. Los métodos de captación sectarios son diversos: proselitismo callejero, personas “regalando” abrazos, redes sociales, empresas multinivel, publicidad entre cercanos “pues si la víctima es alguien conocido, presenta menor defensa racional- o de plano, enrolamiento cínico y explícito en escuelas, hospitales y centros de trabajo. La invitación para “pertenecer” a los grupos sectarios, debe ser atractiva y seductora: ¡Te va a cambiar la vida! Lo que sigue facilita el inicio del adoctrinamiento; objetos fetichistas como una pulsera, un contrato personal por escrito, denominación alfanumérica de un grupo, rituales de bienvenida y el manejo amplio de las expectativas constituyen algunos factores para asegurar la captación.
Dichos mecanismos constituyen un eficiente contrato de contingencias. El enrolamiento apunta a la explotación tanto de expectativas de resultado como de expectativas de eficacia (Bandura, 1977). Es decir, invitan a una apreciación del resultado deseado y a la exaltación de creencias de suficiencia necesarias para alcanzar un objetivo. Lo que la mayoría ignora es la presión psicológica que generan estos grupos por la cuota de enrolados que se exigen. En este sentido, se confirma la presencia permanente de una relación asimétrica constituida por la autoridad y la obediencia, aspecto presente no sólo en este tipo de grupos con fines de adoctrinamiento, sino en fenómenos sociales similares como el bullying, el mobbing y la coerción sexual.
El enrolamiento sectario, permite apreciar tres condiciones que establece Zimbardo (1977) como acciones de persuasión coercitiva: amenaza de consecuencias negativas si no produce el cambio de actitud; constricción psicológica, y aprovechamiento de la vulnerabilidad de la víctima por sus características personales. De hecho, la captación está dirigida explícitamente a personas vulnerables psicológicamente y que se ilusionan con la promesa de mayor gozo en su vida. La disciplina está conformada por métodos que permiten el control minucioso de las acciones y que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les impone una relación de docilidad-utilidad, mientras que la vigilancia, controla las tareas (Foucault, 2005).
Alguna vez escuché decir a un paciente que llegó a psicoterapia después de permanecer varios años en un grupo sectario: “No es fácil ser la ‘oveja transformada’” de la familia”. Lo más destacado de la reforma del pensamiento es la influencia sobre las emociones. El verdadero poder radica en manipular las necesidades básicas de las personas de ser queridos, respetados, reconocidos y necesitados. Paradójicamente dicha felicidad y amor desbordante adquiere un papel eminentemente coercitivo.