¿Para qué sirven los premios de teatro?
Escribo esto minutos antes de partir al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris porque al fin llegaron los premios Metropolitanos de teatro a nuestro país y es un gran momento. Les cuento por qué. Siempre habrá controversias cuando se trata de premiar al arte. A fin de cuentas no es algo meramente objetivo. Hay mil motivos por los cuales puede una puesta en escena conmovernos hasta las lágrimas o simplemente hacernos pasar un rato en una butaca.
Hay diferencias de presupuestos tremendas que harían en algunas categorías aún más difícil una competencia sencilla. Pero lo que aquí no veo, lo que aquí no hay, es una división entre lo que los organizadores del evento llaman “teatro comercial” y “teatro subencionado”. La idea, al final del día no solo que se lleven estos premios a casa, sino hacer ruido, mucho ruido sobre todas las maravillosas puestas en escena, de todo tipo que hay en México.
Hay otros premios de teatro, por supuesto, algunos de ellos organizados por periodistas, otros incluso por empresarios. En este caso, lo que me pareció hermoso es que están siendo organizados, con muchísimo amor y pasión por gente del gremio. Y si bien hay uno que otro productor que no quiere participar (están en todo su derecho, pero es una pena); la realidad es que después de haber estado en el ensayo, con todos los presentadores y equipo técnico, puedo decirles que este es un evento como ninguno que ha tenido nuestro tan golpeado teatro en México. Y lo merece y lo necesita.
¿Por qué digo golpeado? Pues solo el ejemplo de lo que nos narraban ayer los organizadores es más que suficiente. Nos dijeron que pesar de haber sido anunciado un apoyo por parte del fondo de cultura mixta por 2.5 millones y medio de pesos para realizar estos premios, apenas hace unas semanas se enteraron que ese dinero no llegaría. Miembros de esta iniciativa, como Mariana Garza y Sergio Villegas, quien funge como presidente de los premios Metropolitanos, (y familia), salieron al rescate sin, evidentemente, esperar nada a cambio. Vaya muestra de amor a un proyecto de promoción del teatro como pocas hemos visto.
La verdad es que se busca manejar mucho también el teatro como motivo de turismo en Ciudad de México y así debería ser. Nuestra cartelera es amplia y brillante. Con enormes producciones que te pueden hacer llorar hasta pequeñas puestas experimentales que te cambiarán la vida para siempre.
Debo decir que yo no estuve en este ensayo como prensa, sino como parte del grupo de personas que dedicamos mucho de nuestras vidas al teatro (adaptaciones, en mi caso). Así es como pude ver, de manera libre, convivir a muchas de las más grandes figuras de la actuación de nuestro país con muchos de los más innovadores creadores en todas las disciplinas que éste requiere. Y fue delicioso. En este gremio la fama es lo de menos, hay un amor compartido por lo que pasa después de la tercera llamada.
Yo, confieso, que viendo correr el ensayo ayer, moría de la vergüenza que había unas cuantas de las que ni había escuchado. Y yo vivo de y por esto. Así que hay que hacer todo lo que está en nuestras manos, como estos premios para no dejar que los vicios o la fl ojera nos robe del gran y maravilloso regalo que es el teatro. Mañana les cuento la experiencia completa.