Colapso de colado deja un muerto y dos heridos
La SSP informó que varios trabajadores se habían quedado atrapados tras el derrumbe
La caída de un colado de una vivienda en un Fraccionamiento cerrado de San Antonio Cacalotepec, perteneciente a la junta auxiliar del municipio de San Andrés Cholula, dejó como saldo una persona muerta y dos heridos.
Fue a través de la red social Twitter, que la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), informó que brindaba atención a un grupo de personas que quedaron atrapados en un derrumbe de obra en San Antonio Cacalotepec.
Por lo que, con apoyo de Bomberos del Estado, Sistema de Urgencias Médicas Avanzadas (SUMA), la Cruz Roja y Bomberos de San Andrés Cholula trabajaban para liberar a los empleados.
Si bien inicialmente trascendió que eran más de 10 albañiles heridos, pasado el tiempo, y tras moverse paramédicos de SUMA, Protección Civil del Estado y de la demarcación, se confirmó que solo había un deceso y dos heridos, quienes fueron trasladados a un centro hospitalario.
El lugar fue acordonado por personal de la Fiscalía General del Estado (FGE), para efectuar las diligencias del levantamiento del cadáver y deslindar responsabilidades.
Cabe mencionar que, fue la Dirección de Protección Civil del Estado, quien confirmó el deceso del trabajador y los otros dos heridos, por el colapso de un colado, en una avenida en el camino a Santa Clara Ocoyucan.
“El saldo es de una persona fallecida y dos lesionados, a quienes se les trasladará a un hospital para recibir atención médica”, expuso la dirección estatal, a través de su red social Twitter.
Finalmente, se desconoce si el colapso del colado en dicha vivienda, fue por una mala maniobra, por parte de un trabajador, un accidente, o una falla. omo se preveía desde hace meses, gracias a los datos de las encuestas, el sistema de partidos en México cambió radicalmente. Hay un cambio cuantitativo y otro cualitativo. El cambio cualitativo consiste en un nuevo partido mayoritario en ambas cámaras, Morena, y en la reducción notable de legisladores de los que desde 1989 habían sido los tres principales partidos: PRI, PAN y PRD. El cambio cualitativo es que esos tres partidos fueron, por decirlo así, producto de un “cocimiento lento”. Surgieron y se consolidaron con los años y de manera muy visible. Eran razonablemente conocidos y predecibles Tres de los nuevos partidos, destacadamente Morena, son de “cocimiento rápido”. No sabemos realmente qué son. El PT viene del siglo pasado, pero parece que poco queda de su origen maoísta-salinista.
Si la coalición electoral que encabezó Morena logra ser coalición legislativa, lo que se ve bastante probable, tendrá poco más del 60 por ciento de los votos en la cámara de diputados. Si logra atraer los votos de otros partidos, no tendrá mayor problema en alcanzar la mayoría calificada de las dos terceras partes. Una coalición que será dueña absoluta de esa cámara, con la capacidad de modificar la constitución y tomar cualquier otra decisión.
En el Senado la situación no es tan favorable a la coalición de López Obrador. Morena tiene el 43 por ciento de las curules. Con el PT y el PES llega casi al 54 por ciento, una cómoda mayoría absoluta. No hay certeza, desde luego, que esa coalición electoral funcione como coalición legislativa, en cualquiera de las dos cámaras. No hay certeza de cómo funcionarán los demás partidos. Se dice que Morena ejerce una fuerte atracción sobre el PRD, por afinidades ideológicas. Puede ser, aunque también hay agravios mutuos.
Tampoco es fácil saber cómo actuarán las bancadas de Movimiento Ciudadano y del Verde Ecologista. Puede que también sean atraídos por la fuerza de gravedad del nuevo partido mayoritario. O, si se prefiere otra imagen, que sean arrastrado por el tsunami electoral del 2018. En ese caso tendremos a un poder ejecutivo dueño absoluto del legislativo. La incertidumbre abarca también al PRI y al PAN. Por primera vez en su historia el PRI será tercero en ambas cámaras. Salvo alguna excepción, siempre había estado en el primer lugar. Es el partido más afectado por el tsunami. No está claro cómo reaccionarán los priistas. Hasta Peña Nieto habló ya de cambio de nombre y de esencia. Pero no está claro en qué puede consistir. Los intentos de crear “un nuevo PRI” en el sexenio que termina fueron desastrosos. No está claro que los priistas estén entendiendo qué les pasó y por qué. En el PAN el panorama es menos crítico, pero no mucho menos. Hay indicios en la lucha por la presidencia nacional que se avecina de que están dispuestos a perder el partido con tal de ganar el poder interno. Es decir, con tal de llegar a la presidencia del partido, de desechar los valores y principios esenciales para el panismo. Enfrentamos un nuevo sistema de partidos con gran incertidumbre. Morena, con una mayoría en el congreso de la unión que no habíamos visto desde el siglo pasado, no es un partido institucionalizado. Ellos mismos se consideran más bien un movimiento. Está claramente centrado en un liderazgo personal, y no hay que saber mucho de historia y de política para tener claro los riesgos y la incertidumbre que eso implica. Con el PRI, el PAN y el PRD de principios de siglo, sabíamos más o menos a qué atenernos. Su cocimiento lento, de décadas en el caso de los dos primeros partidos, daba alguna certeza. Los nuevos partidos son producto de un cocimiento rápido. No sabemos cómo actuarán, a quién responderán, con qué criterios, qué “proyecto de nación” tratarán de realizar.