Crítica a los premios Los Metro
E stoy profundamente conmovido con la transmisión de los premios Los Metro que se llevó a cabo la noche del martes pasado por el Canal 52MX y YouTube.
¿Por qué? Por dos razones. Primero, porque fue algo de verdad, de corazón. La más perfecta unión de todas las aristas que forman el teatro mexicano.
Compañías e ideologías que normalmente no se pueden ver ni en pintura, en esa fiesta se unieron mandándole al mundo entero un mensaje de armonía, de cambio, de solidaridad.
Estos hombres y estas mujeres nos hicieron creer en el teatro. Nos hicieron creer en el futuro. En México. Fue mágico. Fue hermoso. Un orgullo para este país tan complejo.
La segunda, por una razón muy personal. Sí, amo el teatro, Sí, a veces escribo de él. Sí, este año he ido más veces al teatro que al cine. Pero soy un animal de televisión.
Usted no sabe la profunda tristeza que me dio ver Los Premios Metropolitanos de Teatro (Los Metro).
Hacer algo así con la televisión nacional es poco menos que imposible. Hay demasiados intereses, demasiados odios, demasiada mediocridad.
Los pocos premios que existen carecen de la más mínima credibilidad y, lo peor de todo, cuando uno va lo único que ve es gente burlándose de los demás, envidias, mala onda, ganas de llamar la atención.
¡Lo que yo daría por tener en televisión algo la mitad de bonito que Los Metro! Y no me refiero nada más a lo que sería la unión de las casas productoras que trabajan para Netflix, Amazon Prime Video y HBO con Multimedios Televisión, Tv UNAM y todos los canales.
¡No! Me refiero a la madurez, al respeto, a la clase.
A veces sí me da vergüenza dedicarle mi vida a una industria tan desordenada. El martes fue uno de esos días. Lo siento, me puse a llorar.
¿Qué son los premios Los Metro? Una ceremonia en la que se le entregan reconocimientos a lo mejor del teatro mexicano.
¿Qué tienen de diferente respecto a las mil y un premiaciones que existen en todos los rincones de este país?
Que aquí se juntan el teatro comercial, el cultural, el experimental, el infantil, el cabaret y casi todas las ramas del quehacer escénico de Ciudad de México.
Obviamente fue una primera edición y hay mucho qué perfeccionar, pero le juro que fue muy emocionante ver ahí, en el maravilloso Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, a las estrellas de la superproducción de Los Miserables con la actriz del humilde pero inolvidable monólogo Juana in a Million. Fue precioso ver a los diseñadores de Billy Elliot con los de Consígueme una vida, a los músicos de El hombre de La Mancha con los de El último teatro del mundo y a los técnicos de La sociedad de los poetas muertos con los de Wenses y Lala.
¡Y qué me dice de la conjunción del teatro para sordos con la estridencia de un Bule Bule, el
show o de la potencia del teatro penitenciario con la delicadeza de una obra como El zoológico de cristal! Yo, que he ido a cualquier cantidad de ceremonias de este tipo en México y en el extranjero, le doy mi palabra de que pocas veces he visto algo tan divino, tan completo.
No había manera de ver aquello y de no querer correr a mirar todos esos espectáculos, de no descargar la app, de no reconocer la grandeza teatral de Ciudad de México y de no darle las gracias a sus voceros y organizadores.
¡Qué gran experiencia! Por supuesto, el público fue tomado en cuenta.
¿Y qué me dice de lo que fue propiamente la ceremonia, la alfombra roja y su traducción a televisión?
El evento fue redondo, estuvo excelente. Cada uno de los presentadores hizo una aportación especial y Chumel Torres se consagró como uno de los mejores conductores y comunicadores de este país.
¡Qué buen trabajo hizo presentando, cantando, bailando, improvisando y mezclando política con entretenimiento en el mejor estilo de las grandes premiaciones internacionales!
Pero yo quiero felicitar de manera especial a las personas que se encargaron de la producción de esto para el Canal 52MX y YouTube porque consiguieron transformar el arte teatral en una vivencia televisiva.
Créame que esto es lo más complicado del universo, pero los señores de Los Metro lo lograron. Supieron iluminar, coordinar los micrófonos, dirigir las cámaras y tomar las mejores reacciones del público.
Y la alfombra roja, y los comentarios antes y después de los comerciales estuvieron igual de bien.
Fue un trabajo exquisito, divertido y entrañable a cargo de personalidades como Fernanda Tapia y Mónica Noguera.
Si puede, busque las repeticiones de esta transmisión en el Canal 52MX, el especial que se aventaron los genios de Bla
Bla Show (el mejor programa de espectáculos de México que se transmite en esa misma señal de Dish) o mire la copia en YouTube.
Se le va a enchinar la piel o tal vez, como en mi caso, inevitablemente se soltará llorando. Son demasiadas emociones en una misma ceremonia. ¿A poco no?