“QUIERO DEJAR
EL TESTIMONIO DE RECONOCIMIENTO Y GRATITUD A TODOS LOS SERVIDORES PÚBLICOS QUE DEDICARON SU MAYOR ESFUERZO A MÉXICO”.
Pinos, estuvimos dejando correr el curso de esa jornada, pues básicamente hasta la hora de la comida, comí con mi familia. Después estuvimos muy prestos a conocer... cuando advertimos que el candidato de mi partido iba a dar un mensaje, después de que se habían cerrado ya las casillas, 8 de la noche. Conocí el mensaje de quien fue nuestro candidato, hablo del partido político que yo represento, y después recuerdo, honestamente, si me preguntas más, que me eché un regaderazo; me fui a la oficina, busqué al Presidente electo y le llamé para felicitarlo. ¿Cómo me sentí? Muy tranquilo.
CM: Lo digo solamente porque hay quienes piensan que estaría usted como acuartelado con su equipo político y de gobierno de confianza. Me imaginaba al secretario de Gobernación, al director del Cisen, a no sé qué secretarios (comentando): “¿Cómo está esto?, ¿cómo va? No es así.
EPN. Carlos, cada uno de ellos estaba en sus oficinas, evidentemente. ¿Sabes por qué estaba yo tranquilo?, porque pese a los augurios de algunos hubo una jornada electoral con altísima participación, armoniosa, en paz, con tranquilidad. Eso fue para mí, no podía estar yo de mejor humor; a lo mejor el resultado no era el que hubiera esperado en razón de la preferencia política a la que yo pertenezco, en el orgullo de ser priista, pero como presidente de la República, muy tranquilo de que México hubiese tenido una fiesta democrática el 1 de julio.
CM: Presidente, el 1 de diciembre, lo que haya sido se acabó y usted será, técnicamente, no solamente un desempleado, sino uno sin posibilidad de pensión, quizás tuviera usted del Issste por el servicio público anterior, ¿o de qué carachos va a vivir?
EPN: ¿Quieres preguntarme de qué voy a vivir? Pues mira, me voy a reinventar, Carlos. A ver, y lo he dicho...
CM: No, no, no. ¿Cómo que se va a reinventar?, ¿pero cómo?
EPN. A lo mejor hasta conductor, periodista, me vuelvo. No lo sé. Tanto he leído y he visto cómo les va, que les va muy bien a los periodistas, que no estaría mal.
CM: Machetazo a caballo de espadas. Qué horror.
EPN: Les va mejor que a los políticos. CM: ¿De qué diablos va a vivir? EPN: Pues no sé. A ver, Carlos, yo creo que... CM: ¿Tiene usted sus ahorros? EPN: Sí, los ahorros, como los tienen todos los mexicanos. Obviamente, producto de mi trabajo de varios años; tampoco como para poder depender de ellos todo lo que me quede de vida, que espero que sean muchos años también, pero sí para poder darme un tiempo en el muy inmediato (futuro) de pensar y repensar.
CM: Usted es muy joven, solo hay un ex presidente que fue mandatario siendo más joven que usted: Carlos Salinas de Gortari.
EPN: No, y también el ex presidente Calderón. Y lo único que sí tengo decidido es no dedicarme a la política. Por eso tendré que explorar, pensar y ver a qué me dedico.
CM: ¿No le interesa de alguna manera contribuir a ver qué se hace con su partido?
EPN: ¿Mantenerme en la vida política nacional? Mira, tendría que ocurrir realmente algo extraordinario que me tentara a regresar a la política de más, pero realmente, después de haber alcanzado la posición más importante y, sobre todo, la que me llenó el corazón, la que mayor satisfacción me ha dado, la que también me ha sacado los mayores dolores de cabeza y la más compleja de todas las que he vivido, que es servir a México como su presidente, me resulta difícil pensar si quisiera regresar a la tarea política. “Para mí, he cumplido una historia y una misión de vida, me siento en paz conmigo mismo, habiendo decidido dedicarme a la vida política a edad más temprana. He tenido el privilegio, la fortuna y el acompañamiento de aquellos que me dieron su confianza por haberme desempeñado en responsabilidades de elección popular, como diputado local, como gobernador del Estado de México y como Presidente de la República. “Y haber alcanzado esta posición, la de mayor privilegio y responsabilidad, para mí me deja ya con el sentimiento del deber cumplido, por los resultados que están ahí, Carlos, no por lo que se diga, las voces críticas. Yo las veo todas, las reconozco y las respeto, pero al final de cuentas sí me iré con la satisfacción del deber cumplido, con los resultados y con un saldo muy positivo en beneficio de los mexicanos, de un país que se ha cuidado su estabilidad económica, se ha cuidado la economía de las familias mexicanas, se ha logrado generar más empleo que nunca antes en la historia del país y se ha logrado impulsar una educación de calidad. “Se han sembrado cimientos para que México siga creciendo y teniendo mayor prosperidad. Ese es el balance de mi gestión, quizás puede parecer un autoelogio, pero porque no es un resultado solo del Presidente, es el resultado de un trabajo de equipo, en el que muchos servidores públicos, muy comprometidos con esta tarea, han trabajado en favor de la orientación que dimos al esfuerzo de mi gobierno y ahí están ellos, y con ellos quiero dejar el testimonio de reconocimiento y gratitud a todos los servidores públicos que con compromiso y lealtad a México dedicaron su mayor empeño a servirle a la nación.
CM: ¿Va a vivir en México o en algún lugar en el extranjero?
EPN: No. Mi propósito y lo que he pensado es estar en México; no habría razón para estar en otro lugar. ¿Y en dónde? En mi estado.
CM: Como ex presidente, ¿con cuántas personas contará para su seguridad física y la de su familia?
ENP: Mira, Carlos, con toda sinceridad todavía no lo sé, faltan tres meses todavía. CM: Pues váyale pensando. EPN: Me acogeré a lo que la ley determine en esta materia de protección que tienen los ex presidentes. CM: ¿Hay una ley? EPN: Hay una ley o algún decreto, lo hay para quien ha cumplido y se ha desempeñado en esta responsabilidad, no solo como presidente, sino para quienes hayan desempeñado otra responsabilidad, especialmente las que tienen que ver con el combate a la inseguridad. Evidentemente, por las decisiones que han tomado, deben tener un mínimo de protección.
CM: Los ex procuradores tienen que estar cuidados. Pues ojalá no se la quiten, porque si no quién sabe de dónde tenga usted que sacar lana (para su seguridad).
EPN: Estoy muy tranquilo, Carlos. Créeme que estoy muy tranquilo, en paz, y si no, me invitas a comer a tu lugar favorito, un lechoncito que estaba muy cerca de tu oficina.
CM: Nos vamos a echar unas chalupas poblanas.
EPN: Que hace mucho que no salgo. Muy pocas veces he salido a comer fuera de Los Pinos.
CM: ¿Usted me deja contar cómo lo conocí? EPN: Sí, Carlos, por favor. CM: Este hombre era tan joven, precandidato a la gubernatura del Estado de México, que al saludar a varios aspirantes, entre ellos, por cierto, Alfonso Navarrete Prida, Carlos Hank Rhon y algunos otros, fue el último a quien saludé en la oficinas de MILENIO. Le escuché decir “Enrique Peña”, y en ese momento alzó la vista porque es un poco alto, no mucho más alto que yo. Yo soy mexicano promedio. Y le digo —en ese tiempo lo tuteaba, (ahora) es Presidente, yo de menso lo voy a tutear aquí—: “¿Tú eres Enrique Peña?” “¿Tan joven y estás chapaleando en el muladar de la política?”. Y miren hasta dónde llegó.
EPN: Qué bueno que no te hice caso. Y sobre todo, con la gran satisfacción de que hemos dejado, de verdad, un saldo positivo para México. El país está en ruta de seguir creciendo.
CM: Presidente, le agradezco mucho estas conversaciones.
EPN: Carlos, siempre es un gusto, en este estilo muy particular que tienes de ser entrevistador y de hacer periodismo.
CM: Le deseo lo mejor a usted y a su familia.
EPN: Igualmente para ti y la tuya, mi querido Carlos, y para toda tu audiencia.