El hambre y la inequidad limitan la movilidad social
Hasta 2015, un habitante de la capital poblana moría cada cuatro días por falta de alimento, mientras que el 37 por ciento de los alimentos que se producen a diario en el país se desperdician. Pese a ello, en el país se reportan más decesos por hambre que por SIDA o malaria, por lo que resulta fundamental combatir la pobreza alimentaria, concluyeron especialistas en el foro “Puebla Comparte”, donde se abordaron las estrategias que emprendió el gobierno de la mano con la sociedad y diferentes sectores.
En el encuentro, se dio a conocer que el Banco de Alimentos puede llegar a rescatar cada mes hasta mil toneladas de producto alimenticio en todo el país, por lo que se recurrió a esta organización sin fines de lucro para realizar el programa, con el fin de combatir este problema que enfrentan, actualmente, al menos 250 habitantes de la ciudad de Puebla.
Pepe de La Rosa, uno de los responsables de construir este proyecto, afirmó que para atacar el problema primero fue necesario dimensionarlo. Después, se descubrió que en 2015, 87 poblanos de la ciudad murieron por falta de alimentos y se detectó que un niño que no está bien alimentado tiene problema cognitivos graves.
Por su parte, Gilberto Rodríguez Regordosa, del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), dijo que para entender la gravedad del problema del hambre era necesario entender la desigualdad social manifestada también en la falta de acceso a alimentos, la cual inhibe la movilidad social, es decir, la posibilidad que tienen las personas de mejorar su situación socioeconómica.
Lo anterior derrumbó el mito de que aunque hubiera grandes concentraciones de riqueza, el desarrollo social seguiría su marcha hasta alcanzar niveles, por lo menos, aceptables de pobreza, por lo que se vinculó a los empresarios a participar en este proyecto que permitió que cerca de 106 mil personas de la capital salieran de la situación de pobreza alimentaria.