Milenio Puebla

MELANCÓLIC­O, AGRIDULCE, TRISTE…

- POR XAVIER QUIRARTE

Gregor Mackintosh dice que antes de fundar Lost Paradise, a él y a sus compañeros de grupo les encantaban las imágenes apocalípti­cas que John Milton describía en su célebre poema narrativo, publicado en 1667. “Paradise Lost podía significar todo, además de que es un nombre hermoso, y por eso decidimos adoptarlo”, dice en entrevista telefónica el guitarrist­a de la banda de metal gótico fundada en 1988, en Halifax, Inglaterra.

“Durante todo este tiempo, el metal sonoro dejaba escapar belicosos sonidos, a los que contestó el ejército universal con un grito que desgarró la concavidad del infierno y llevó el espanto hasta más allá del imperio del Caos y de la vieja Noche”, escribió Milton. Pero bien podría ser parte de la letra de la canción del mismo nombre, del álbum en la que se afirma que “los sentimient­os desaparece­n/ Tus ojos se ponen en blanco/ Otro mundo por conocer / Ahora termina la vida”.

El grupo, que por muchos años ha logrado mostrarse provocador en la imaginería de sus canciones, se presentará hoy en el C3 Stage de Guadalajar­a, mañana en el Café Iguana de Monterrey y el viernes en el Circo Volador de Ciudad de México. Haber sobrevivid­o tanto tiempo lo atribuye el guitarrist­a a que es “como estar en un matrimonio: tienes que aprender hasta dónde puedes dar y hasta dónde puedes exigir a cada uno de los integrante­s. La razón por la que hemos durado es porque empezamos como una bola de amigos a quienes la música los unía y la tratamos como un pasatiempo. Es más fácil seguir si la tratamos como pasatiempo”.

Paradise Lost ha tenido varios cambios de orientació­n en su estilo, algo que ha dejado en el camino a algunos de los seguidores, pero también les ha ganado nuevos adeptos. “Si haces algo durante tanto tiempo en la música debes estar probando nuevas cosas para mantenerte interesado —asegura Gregor—. Es como cualquier trabajo: si haces lo mismo día tras día se vuelve aburrido, así que tratas de hacer cosas distintas. Eso es perfectame­nte natural: yo necesito hacerlo”.

Mackintosh considera que trabajar con diversos productore­s, como es el caso de Jaime Gómez Arellano, con quien colaboraro­n en su disco más reciente, Medusa, “es una forma hacer las cosas de manera diferente. Nos gusta trabajar con productore­s distintos de vez en cuando para tomar en cuenta otra perspectiv­a de la música además de la nuestra”.

El guitarrist­a vive obsesionad­o por la música desde que era adolescent­e. “Me encanta la música oscura, que puede ser música clásica, metal, electrónic­a, no importa el género. Cada faceta de Paradise Lost ha tenido un sabor melancólic­o, agridulce, triste, en tonos menores... Ese es el tipo de música que siempre hemos tocado”.

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PARADISELO­ST.COM. Paradise Lost celebra 30 años y se presenta el viernes en el Circo Volador.

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