Renuncia embajadora ante la ONU de Trump
“Es bueno rotar; no me postularé a la presidencia”, asegura la diplomática
Nikki Haley, la mujer más destacada del gobierno del presidente Donald Trump, sorprendió ayer al anunciar su dimisión como embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas. La noticia fue comunicada desde el Salón Oval de la Casa Blanca sin explicarse los motivos ni revelarse quién ocupará su lugar cuando se vaya a fin de año, un nombramiento que, según Trump, podría conocerse “en las próximas dos o tres semanas”. “Me dijo hace unos seis meses (...) que quería tomarse un descanso”, declaró el presidente sobre Haley, en su gobierno desde el inicio, en enero de 2017. “Hizo un trabajo fantástico”, añadió el republicano confiando en que “en algún momento”, regrese. “Fue muy especial para mí”, subrayó, tras llamarla “mi amiga” en Twitter.
En el estado de Iowa, donde participó en una reunión pública, Trump dijo a la prensa que había preseleccionado a cinco personas para sustituir a Haley, y confirmó que Dina Powell, ex presidenta del Consejo de Seguridad Nacional, formaba parte de ellas.
Algunos observadores afirmaron que Haley busca cortar todo lazo con Trump para volcarse a la contienda política, presentándose como una republicana moderada en un escenario muy polarizado. Pero ella negó inmediatamente tener aspiraciones presidenciales. “No, no me postularé para 2020”, aseguró, anunciando que será leal a Trump. “Es muy importante que los funcionarios entiendan cuándo es momento de retirarse (...) a veces es bueno rotar”, señaló quien fuera la primera mujer gobernadora de Carolina del Sur (2011-2017).
Haley (su apellido de casada), de 46 años, es hija de inmigrantes indios nacida como Nimrata Randhawa, llegó a la ONU como novata en las relaciones internacionales, pero rápidamente se colocó en primera línea de la escena diplomática.
La salida de Haley, aparentemente amigable en una turbulenta Casa Blanca donde en menos de dos años entraron y salieron decenas de funcionarios, parece tener una explicación más prosaica que las intrigas palaciegas: la necesidad de un trabajo en el sector privado para hacer frente a las deudas que aparecen en su última declaración financiera, incluida una hipoteca de más de un millón de dólares. Trump evocó ayer la hipótesis de una nominación de su hija Ivanka para suceder a Haley pero luego se corrigió. “He escuchado muchos nombres (para ocupar el cargo). He escuchado el de Ivanka. Creo que Ivanka sería increíble (...). Ivanka sería dinamita”, dijo Trump en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca antes de subir a su helicóptero rumbo a Iowa. “Eso no significa que vaya a nombrarla, porque me acusarían de nepotismo, a pesar de que no estoy seguro de que haya alguien más competente que ella en el mundo”, agregó.
La propia Ivanka quiso zanjar del todo las especulaciones al escribir en su cuenta de Twitter: “Sé que el presidente nominará a un sustituto formidable para la embajadora Haley. Esa sustituta no seré yo”.