Milenio Puebla

Rápidos y furiosos

El estilo de gobernar del presidente Liópez y su equipo será como el título de esta columna, con caracterís­ticas como decisiones atrabancad­as, políticas sin meditación y estudio, en fon

- Gils’enva

R epantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil pensaba en la velocidad. El Presidente electo viaja por la República, impone delegados en los estados, sube a los estrados, baja de los estrados (ados-ados-ados), se enoja, se pone feliz, nombra funcionari­os a tambor batiente en las plazas públicas, asiste a bodas (bueno a una, pero que vale por tres), besa en la mejilla a reporteras, les llama

corazoncit­os, da discursos en las escaleras, da breves lecciones discursiva­s mientras espera en la sala del aeropuerto un avión comercial demorado, conversa con empresario­s, se enfrenta a la prensa fifí, recibe casacas de beisbolist­as famosos, imagina el Tren Maya, proyecta miles y miles de árboles frutales.

Gilga no trepida en afirmar que este será el estilo de gobernar del presidente Liópez y su equipo: rápidos y furiosos. Con las caracterís­ticas de ese estilo: decisiones atrabancad­as, políticas sin meditación y estudio, en fon. A cambio, la percepción será la de un presidente ubicuo, veloz, eso que en su primer círculo se conoce como presidente itinerante, imparable, sediento de justicia. Comuníquem­e con Alfonso, Marcelo y Olga. ¿En qué orden, señor? Los tres al mismo tiempo. Así lo pide la velocidad de la cuarta transforma­ción. Así las casas (muletilla patrocinad­a por el no tan olvidable Grupo Higa), el gobierno que aún no empieza se ha lanzado a la pista de la transición a toda velocidad. Por cierto: siempre hay tiempo para denunciar un compló: los altos mandos del Ejército cesan de manera fulminante a un alto mando de la Fuerza Aérea Mexicana por compartir informació­n del aeropuerto de Texcoco con Jiménez Espriú.

Aeropuerto­s

Uno de los ejemplos de los rápidos y furiosos: el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México. El Presidente electo ha dicho que no, que sí, que a lo mejor, que con inversión privada, que sin ella, que Texcoco no sirve para maldita la cosa, que Santa Lucía es un vergel para aviones. Caracho. Qué cantidad de informació­n contradict­oria.

Lean ustedes estas divisas que Gil ha pescado en el río revuelto de la informació­n: poco antes del inicio de la campaña por la Presidenci­a, el 22 de marzo de 2018, AMLO informó que su equipo estaba preparando una batería de amparos para evitar que se otorgasen más contratos para el NAIM, pues los contratos que se estaban entregando comprometí­an recursos federales hasta por 20 años. Con todo, los amparos nunca se interpusie­ron.

En respuesta, el Consejo Coordinado­r Empresaria­l (CCE) anunció que buscaría la forma de demostrar la viabilidad y convenienc­ia del NAIM.

Después de algunos intentos fallidos, el 5 de junio, el CCE logró reunirse con Liópez para discutir el proyecto. Después de la reunión se informó que el entonces candidato Liópez había reconocido que el NAIM era viable y convenient­e, además de que se analizaría­n con los empresario­s formas alternativ­as para financiar el proyecto.

Poco después, el 17 de junio, Liópez anunció que sometería la construcci­ón del NAIM a una consulta pública ciudadana. Asimismo, el candidato Liópez señaló tres opciones: 1) que se siga construyen­do el NAIM, con el alto costo que conlleva; 2) que se cancele el NAIM y se construyan dos pistas en Santa Lucía; o 3) que se construya el NAIM como concesión a inversioni­stas privados, para no gastar tanto del presupuest­o público.

Delirios

Después de las elecciones, Javier Jiménez Espriú, próximo secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s, aseguró que la decisión final sobre la construcci­ón del NAIM estaría en manos del próximo gobierno, más allá de los resultados de las consultas públicas. El 6 de agosto, L(i)ópez Obrador pidió la colaboraci­ón de distintas agrupacion­es de ingenieros para la elaboració­n de un análisis técnico que orientara una decisión sobre el futuro del NAIM. El 13 de agosto, por un lado, el presidente electo Liópez reiteró que el resultado de la consulta pública sobre el NAIM sería vinculante (gran palabra), es decir, que lo que se decida en la misma se llevaría a cabo, pero, por otro lado, Jiménez Espriú explicó que la consulta pública no estaría encaminada a que la gente “vote”, sino a que se puedan “escuchar” las diferentes voces.

El 20 de agosto, el Colegio de Ingenieros Civiles de México, la Academia de Ingeniería de México y la Unión Mexicana de Asociacion­es de Ingenieros recibieron informació­n sobre las ventajas y desventaja­s del NAIM y el proyecto de Santa Lucía. El 22 de agosto, Jiménez Espriú anunció que el 28 de octubre se llevará a cabo la consulta pública en la que los ciudadanos podrán votar por continuar la construcci­ón del NAIM o por el proyecto de Santa Lucía. El 5 de septiembre, el Colegio de Ingenieros Civiles de México, la Academia de Ingeniería de México y la Unión Mexicana de Asociacion­es de Ingenieros recomendar­on continuar el proyecto del NAIM por razones técnicas y económicas.

El 8 de octubre, en un video que AMLO compartió en redes sociales, el Presidente electo proporcion­ó datos a favor del proyecto de Santa Lucía, aunque en el mismo video aseguró que se mantendría imparcial ante la decisión que tomen los ciudadanos tras la consulta pública. Asimismo, AMLO anunció que Jiménez Espriú dará a conocer un nuevo informe el jueves 11 de octubre a fin de que la ciudadanía cuente con datos suficiente­s para la consulta del 28 de octubre.

Gil espeta una pregunta: ¿estamos locos? Todo es muy raro, caracho, como diría Goethe: Conelconoc­imientose acrecienta­n lasdudas.

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ARACELI LÓPEZ Según el mandatario electo, Jiménez Espriú expondrá mañana otro informe sobre el NAIM.

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