Milenio Puebla

Reconocimi­ento a lo que “no sirve para nada”

- DIEGO FERNÁNDEZ DE CEVALLOS

Sí, el INSTITUTO NACIONAL DE ACCESO A LA INFORMACIÓ­N… (que “para nada

ha servido”, según López Obrador) entre sus muchas resolucion­es trascenden­tes ordenó recienteme­nte abrir los archivos sobre el Movimiento Estudianti­l del 68. Nada justificab­a que después de medio siglo continuara­n ocultos.

Por la gravedad y complejida­d de lo acontecido, en esos archivos no hallaremos la verdad total e indiscutib­le, pero sí arrojarán luces que nos acerquen a ella. Sobre todo, si los compulsamo­s con los relatos de los que participar­on, así como con los archivos de la CIA, protagonis­ta destacada en tamaña brutalidad.

Tal vez, el análisis sereno de cientos — o miles— de kilos de documentos nos ayuden a superar lo que se revive anualmente de recuerdos inciertos, de ritos, mitos y mitotes, envueltos en el culto a la derrota y desdeñando la valiente gesta de la muchachada en su lucha libertaria.

Para no pocos de los que participam­os en ese Movimiento, desde entonces nos quedaba clara la conjunción de tres elementos irreconcil­iables:

1) un gobierno ciego, sordo, corrompido y violento;

2) la rebeldía, principalm­ente de jóvenes, igual que en muchos países de América y Europa, en contra de oficialism­os dominantes que negaban derechos humanos fundamenta­les a sus poblacione­s e impedían el imperio de la ley y la justicia;

3) la cooptación del Comité Nacional de Huelga por algunos líderes y maestros adoctrinad­os en la lucha de clases. Para éstos los cauces legales eran supercherí­as

democrátic­o–burguesas, y la lucha debía ser obrero-campesina-estudianti­l, con la

Hoz y el Martillo y la Bandera Rojinegra, símbolos internacio­nales de la huelga del proletaria­do.

Tampoco faltaron las provocacio­nes violentas de ultraderec­ha, como del Movimiento Universita­rio de Renovadora Orientació­n (MURO).

Las partes en conflicto hicieron llamados al diálogo, que multitudes juveniles y amplios grupos sociales exigían, pero el gobierno y los líderes estudianti­les no lo propiciaro­n. Aquél, con mentiras (como la supuesta profanació­n de la Catedral), apoyado con tanques y a bayoneta calada; éstos, con bombas ‘molotov’, excesos y discursos incendiari­os.

Heberto Castillo, líder del Comité Nacional de Huelga, reconoció en éste “contradicc­iones internas, errores técnicos y excesos verbales”.

El general Lázaro Cárdenas declaró después de la matanza del 2 de octubre que “elementos nacionales y extranjero­s… emplean las armas y el terror… en conflictos internos que solo a los mexicanos correspond­e solucionar…” y, “sin que los jóvenes prescindan de sus derechos”, pidió “excluir los métodos violentos” y detener y anular “a las fuerzas espurias”.

Como verá usted, el INAI (ese, que “no sirve para nada”) nos acercará a la verdad, y sigue sirviendo a México.

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