Milenio Puebla

Cada cosa, un problema

Un amigo le comentó a Gil que se imagina así las preguntas de la consulta: ¿Estás en CONTRA o MUY EN CONTRA de la construcci­ón del nuevo aeropuerto en Texcoco? ¿Cómo se llamó la obra?

- Gil Gamés gil.games@milenio.com

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epantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil pensaba en el clásico que decía esto: cada cosa, un problema. Construir un aeropuerto se ha convertido en un calvario. Debates, deliberaci­ones, consultas, pleitos, incordios. Que Santa Lucía, que Texcoco, que Toluca. Los macheteros y los pueblos originario­s juran que nadie construirá nada en esas tierras del señor.

Mientras tanto, Jiménez Espriú invade una propiedad privada y luego amenaza a la apoderada y le pide las escrituras porque volverá cuando sea secretario de Estado. Si Gil ha entendido algo, cosa improbable, el estilo del nuevo gobierno será la política del conflicto. No es raro que así sea, de allá vienen, de la impugnació­n como única forma de hacer política. Gilga traduce esta idea al lenguaje de la filosofía: gobernar a gritos y sombrerazo­s.

Consultar y consultar

Gil recuerda: originalme­nte, el precandida­to Liópez estaba en contra de la construcci­ón del nuevo aeropuerto y a favor del proyecto de Santa Lucía. Así lo escribió en su libro 2018: la salida. Decadencia

y renacimien­to de México. El proyecto de Texcoco lo ponía mal y de malas.

Después, el entonces candidato a la Presidenci­a, reconoció que la construcci­ón del nuevo aeropuerto de Texcoco podía continuar concesiona­do al sector privado. Luego, el presidente electo

Liópez insistió y anunció que el dilema se resolvería mediante una consulta pública. Aunque el sector privado y organizaci­ones de técnicos especializ­ados han demostrado su preferenci­a por el NAICM con argumentos técnicos y económicos, el Presidente electo y Jiménez Espriú, próximo secretario de Comunicaci­ones, parecen estar convencido­s de la convenienc­ia del proyecto de Santa Lucía. Gil

escribe “poarecen” porque habitamos un mundo de apariencia­s.

Un amigo le comentó a Gil que se imagina así las preguntas de la consulta: ¿Estás en CONTRA o MUY EN CONTRA de la construcci­ón del nuevo aeropuerto en Texcoco? ¿Cómo se llamó la obra?: “Como digo una cosa, digo la otra”. En caso de aprobarse la construcci­ón del aeropuerto en Texcoco el nuevo gobierno tendrá que enfrentar la oposición machetera del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra.

Gil piensa (ya empezamos con las jactancias) que un método mucho más barato, fiable y democrátic­o sería así: el Presidente electo llama a una asamblea al pueblo sabio. El Zócalo lo llena sin despeinars­e. Desde el estrado dice: que alce la mano el que esté en contra de la construcci­ón del aeropuerto en Texcoco. El pueblo avispado levanta la mano sin excepción. El Presidente electo interviene de nuevo: que levante la mano el que esté de acuerdo con la

construcci­ón del nuevo aeropuerto en Santa Lucía. El pueblo sabio alza la mano. Solucionad­o el asunto, a otra cosa.

Consulta y encuesta

Gil recurre a las fechas para no enredarse con el estambre de la confusión. El 9 de octubre, Jesús Ramírez Cuevas, próximo vocero del Presidente electo, declaró que la consulta pública durará cuatro días (del 25 al 28 de octubre), que la Fundación Arturo Rosenbluet­h será la encargada de computar y amputar los resultados, o como se diga, y que organizaci­ones de la sociedad civil voluntaria­s recibirán los votos de los ciudadanos entre las 8:00 y las 18:00 horas. El presidente de la Fundación Arturo Rosenbluet­h, Enrique Calderón Alzati, prevé que en la consulta participen entre 100 mil y 500 mil personas. Según el presidente de Grupo Mitofsky, Roy Campos, el número de votos muy probableme­nte rondará por

los 500 mil “como máximo”. En términos de porcentaje del padrón electoral, dicha cifra representa 0.55%.

El 10 de octubre, el presidente Liópez y Jiménez Espriú recorriero­n la zona de obras del NAICM en compañía de integrante­s del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Los líderes aseguraron que no permitirán que el proyecto continúe, prescindie­ndo de los resultados de la consulta pública, la cual simplement­e rechazan. Gamés siente que se volverá loco. En serio, por lo menos se arrancará unos cuantos pelos de la desesperac­ión.

Y Toluca

Gil no sabe si va o viene: el 11 de octubre, Jiménez Espriú anunció que la consulta se llevará a cabo en 573 municipios con la instalació­n de mil 76 urnas, lo que abarcará a 80% de la población nacional y que, de manera paralela, los días 27 y 28 de octubre se realizará una encuesta domiciliar­ia sobre el NAIM. Una consulta y una encuesta: muy bonito, y muy claro para todos y todas y tedes. Además, Jiménez Espriú aclaró (es un decir, más bien ensombreci­ó) que en la consulta habrá 2 opciones de votación: a favor de continuar la construcci­ón del NAIM (que incluye cerrar el actual Aeropuerto Internacio­nal Benito Juárez y mantener Santa Lucía como base militar) o por el proyecto de Santa Lucía (que implica cancelar la construcci­ón del NAIM, “hacer una cirugía mayor del Aeropuerto Internacio­nal Benito Juárez y modernizar el Aeropuerto Internacio­nal de Toluca). Dioses de la lógica: vengan, ayuden a Gilga, su pequeño cerebro va a estallar. Gamés no da crédito y cobranza. Todo es muy raro, caracho, como diría Francis Bacon: “Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; pero si se acepta empezar con dudas, terminará con certezas”.

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JORGE GONZÁLEZ Jiménez Espriú, futuro titular de SCT, y el Presidente electo.
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