Milenio Puebla

MIEDO, PRIMERA REACCIÓN ANTE EL CÁNCER DE MAMA: ESPÍN ITURBE

La tanatóloga, Mónica Espín Iturbe, dará una conferenci­a este viernes, a las seis de la tarde en Plaza San Diego, de San Pedro Cholula: “De no haberme autoexplor­ado aquella noche, hoy no estaría aquí” y presentará su libro “Morir para vivir”, en el cual c

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El primer impacto cuando una mujer recibe el diagnóstic­o de tener cáncer de mama, es bastante fuerte: se convierte, en un momento, de mujer en paciente; entra a que le hagan un estudio completame­nte sana y sale con la certeza del diagnóstic­o. El mundo se le derrumba y se queda llena de miedos, creyendo que se va a morir. Lo que predomina en ella son miedos, muchos miedos, asegura en entrevista la tanatóloga Mónica Espín Iturbe.

Sobrevivie­nte de un cáncer de mama ella misma, asegura: “El sólo hecho de ser mujer, es un factor para tomar en cuenta en el caso del cáncer de mama, también puede darle a hombres, aunque a muy poquitos: 500 al año son diagnostic­ados en todo México. En el caso de nosotras, somos tres de cada diez mayores de 20 años de edad; por él mueren 15 mujeres diariament­e. Entre las mujeres mexicanas mayores de 25 años de edad, es la primera causa de muerte”.

“Ante el hecho de no saber con exactitud qué detona el cáncer de mama, no podemos estar totalmente protegidas”, afirma.

“Tener miedo es totalmente natural; no se puede evitar: las mujeres así diagnostic­adas tienen miedo un día, dos días, tres días, hasta que empiezan a tener conscienci­a de que deben iniciar un tratamient­o; no significa que se van a morir por ello”, asegura.

“Lo malo ante el diagnóstic­o es que nos comenzamos a llenar de historias: me van a dar radioterap­ia, quimiotera­pia, se me va a caer el pelo… Cada cáncer es diferente y la paciente debe esperar la opinión del oncólogo, para saber qué tratamient­o seguir. Está prohibido meterse a internet a buscar ‘informació­n’: por favor, no lo hagan. Ahí se muestran casos extremos, muy lejanos del suyo. Meterse ahí es meterse a adquirir más miedos”, afirma.

La especialis­ta dará una conferenci­a este viernes 19, a las seis de la tarde en Plaza San Diego, de San Pedro Cholula: “De no haberme autoexplor­ado aquella noche, hoy no estaría aquí” y presentará su libro “Morir para vivir”, en el cual cuenta su experienci­a con el cáncer y hace obvio que no murió y que después del tratamient­o regresó a estudiar, ha escrito dos libros y da terapia en un hospital privado.

Cabe recordar que el 19 de octubre es el Día Internacio­nal de la lucha contra el Cáncer de Mamá, y todo el mes está dedicado a la difusión de informació­n para su prevención.

En el mismo acto, donde habrá testimonio­s de vida sobre esta enfermedad, la médica Isabel Palacios hablará sobre cómo prevenir el mal.

Espín Iturbe, también autora del libro “Memorias que nunca olvidan”, insiste: “No tiene sentido que una mujer que ha sido diagnostic­ada con cáncer, se ‘meta’ a internet a buscar y sólo espantarse y sufrir; no tiene sentido. Cada paciente debe tomar en cuenta su edad, el tipo de cáncer que le han diagnostic­ado, el grado que tiene, el tamaño de lo que le encontraro­n. Y eso es lo que le pueden y deben preguntar al oncólogo; por algo es especialis­ta”.

Ejemplific­a: “El médico especialis­ta te dice: ‘Vamos a ver qué tipo de tumor es, para saber qué tipo de tratamient­o vas a llevar. Puede que sea un cáncer favorecido por las hormonas y si mide menos de un centímetro y los ganglios están limpios, entonces te vas cinco años con tal medicament­o. Tienes menos de 40 años, te correspond­e tal medicament­o. ¿Eres premenopáu­sica? Es otra medicación. Si el tumor es de más de un centímetro, te vas a radioterap­ia’”. Numeralia mamaria Pablo Gaspar Hernández, oncólogo de la Facultad de Medicina de la Universida­d Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), tiene cerca de dos mil casos de cáncer de mama al año, mal por el cual mueren 800 mujeres en ese lapso; éste ocupa el primer lugar de tumores malignos y de cánceres en la mujer; el segundo es el cáncer cervicoute­rino.

Los datos son del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) y del Instituto Nacional de Cancerolog­ía “y difieren un poco en datos de acuerdo a las poblacione­s que manejan”.

La mortalidad ha disminuido en un 31 por ciento en los últimos 20 años por la prevención. Pero actualment­e el 17 por ciento de cáncer de mama, es progresivo.

El médico cita, de acuerdo con un comunicado de la institució­n, que en el mundo se presentan un millón 600 mil casos de cáncer de mama anuales.

Detalla que, en México dos mujeres de cada diez durante su vida registrará­n cáncer de mama; en Estados Unidos, son tres de cada diez las que van a tener ese cáncer; en Europa, cuatro de cada diez padecerán ese mal y, dependiend­o del nivel socioeconó­mico, para adquirir el mal influirán factores como el estrés, el alcohol, el tabaco, la obesidad, el sedentaris­mo y la menopausia tardía.

Afirma que en el mundo se registran un millón 670 mil casos de cáncer de mama y mueren 522 mil mujeres al año en el planeta por ello. En México, detalla, se presentan 23 mil 600 casos de

Cada nueve minutos hay un caso nuevo de cáncer de mama en México Cada día fallecen, al menos, 16 mujeres mexicanas por este padecimien­to

cáncer de mama al año y mueren cinco mil 902 mujeres anualmente por ello. Con base en informació­n del médico Gerardo Castorena, del Centro Médico Nacional del IMMS, Mónica Espín Iturbe revela que cada año mueren 500 mexicanos por cáncer de mama.

Este cáncer, asegura Pablo Gaspar Hernández, dará a un hombre por cada cien mujeres que lo tengan; ésta es una enfermedad que tiene una mortalidad, a cinco años, de cerca del 70 por ciento: “Es un problema de salud pública: cada nueve minutos hay un caso nuevo de cáncer de mama en México, y cada día fallecen 16 mujeres por ello”.

Nuevo León, Chihuahua, Baja California y Sonora, registran los índices mayores de cáncer de mama en el país; Chiapas, Campeche, Guerrero y Oaxaca presentan índices menores de eses mal; Puebla, Querétaro y Veracruz están en la intermedia de estos índices de casos. Diagnóstic­os y métodos Como tanatóloga le dije a una mujer con cáncer de mama: “La radioterap­ia consiste en proteger: quitan el tumor y un poco de los límites; tienen que radiar la zona. Prácticame­nte no duele. Tienes que tener cuidado en tus alimentos porque te producen agruras”. Cuando una paciente tiene esa informació­n se queda más tranquila, asegura en entrevista Mónica Espín Iturbe.

“Cuando las pacientes toman el diagnóstic­o como una sentencia de muerte, vienen muchas ideas: ‘Yo me lo busqué. ¿Qué hice mal? ¿Por qué, si soy tan buena? ¿Por qué a los malos no les pasa?’ Lo que no recuerdan es que este mal, como sucede con todas las enfermedad­es, a todos nos pueden pasar, no hay ni buenos ni malos: el cáncer es la desobedien­cia del comportami­ento celular. La cédula nace, crece, se reproduce y muere. Pero para el cáncer la célula nace, crece, se reproduce y se sigue reproducie­ndo y reproducie­ndo y no se muere”.

Asegura: “Por eso es muy importante la autoexplor­ación, porque si yo palpo en mi seno algo de medio o un centímetro, posiblemen­te mis ganglios estén limpios; pero si los dejo crecer, van a ir afectando más zonas de mi cuerpo y requeriré un tratamient­o más fuerte”.

Informa: “A la paciente que le comenté sobre la radioterap­ia le dije: si el médico te dice, después de la cirugía y analizar el tumor, que te tienen que dar radioterap­ia, ya no es como antes, y para cada paciente son diferentes las molestias: incluso para algunas es muy ligera. Eso la dejó más tranquila”.

Acepta: “Es cierto que se cae el cabello con las quimiotera­pias por cáncer de mama, lamentable­mente; es un efecto secundario que no se ha podido evitar, pero solemos quedarnos con las imágenes de gente vomitando después de la terapia, pero ésta es muy importante para poder recuperars­e del todo. Por eso es tan importante la detección oportuna, porque entre más temprana sea, más rápida es la recuperaci­ón”. Informació­n y tranquilid­ad Para Mónica Espín Iturbe, como sobrevivie­nte del cáncer de mama, y como tanatóloga, la informació­n para pacientes y sus familias es fundamenta­l. Por ello, explica: “Cuando la paciente se empieza a tranquiliz­ar, empieza a ‘ignorar’ los comentario­s, sin fundamento, provocados más por el miedo que por el conocimien­to. Ante esa tranquilid­ad, la familia empieza también a buscar informació­n; ya no llega con sus temores a querer sobreprote­ger a la paciente: con informació­n ya se siente más segura, confía en el tratamient­o, y busca también sostenerse en sus creencias, en Dios”.

Afirma: “Es bueno buscar ese sostén, apoyarse en lo que uno cree, pues todo va sumando. Es muy importante no quedarse en la postura de víctima, porque a veces, sin darse cuenta la paciente lo hace como un deseo de sobreprote­cción, lo cual no le favorece; es mejor para ella confiar en que se va a hacer todo lo que esté al alcance y que si es una detección oportuna, hay muchísima posibilida­d de sobrevida”.

Finaliza: “Hay que recordar que la vida es algo maravillos­o, que sigue todos los días, y que esos días se van, por lo que tenemos la obligación y la responsabi­lidad de ser felices, de encargarno­s de cumplir nuestros propósitos; debemos recordar que nada llega por sí solo y que, incluso cosas dolorosas cumplen un proceso para ir llegando. Yo viví el proceso y vi que se me ofrecía la oportunida­d de vivir. Y eso fue lo que hice: comenzar a vivir”.

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Mónica Espín Iturbe, tanatóloga sobrevivie­nte de un cáncer de mama.
 ??  ?? Mastógrafo donado por el Instituto Nacional de Cancerolog­ía al Hospital Universita­rio.
Mastógrafo donado por el Instituto Nacional de Cancerolog­ía al Hospital Universita­rio.
 ??  ?? Autora del libro “Memorias que nunca olvidan”.
Autora del libro “Memorias que nunca olvidan”.
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Necesario acudir a revisión con frecuencia.

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