Y la caravana hizo crisis
Las
muchas horas de caminata, las amenazas del crimen organizado, la colusión con esas organizaciones de muchas policías municipales, estatales y federales, las confusas y contradictorias acciones del gobierno federal presionado por Estados Unidos han creado una crisis que se veía venir.
Varados en Veracruz, dispersos en carreteras controladas por delincuentes, las caravanas se alargan y ocupan varios estados del sur y comienzan a configurar una crisis humanitaria.
El sábado en Tlatelolco pasé algunas horas en la Cumbre Mundial de Madres de Migrantes Desaparecidos, titánico esfuerzo del Movimiento Migrante Mesoamericano que fundó y dirige hace muchos años Marta Sánchez Soler.
Algunas de las historias que ahí se escuchan:
¿Cuánto cuesta llegar de la frontera sur mexicana a una ciudad fronteriza estadunidense? Un lugar en un tráiler anda en unos 5 mil quinientos dólares —me cuentan—; después hay que pagar el cruce.
En los cruces de Tamaulipas todo está traficado. Hasta los que caminan por los puentes para llegar con migración estadunidense tuvieron que pagar. Los traficantes controlan los accesos a los puentes, controlan los accesos al río. Ningún migrante puede llegar y echarse al Río Bravo para intentar cruzar, ahí están los traficantes.
¿El peor estado? Tamaulipas. Ahí ya no hay manera, todo lo controla el crimen organizado, las organizaciones de traficantes aliadas con alguno de los cárteles de tráfico de drogas, las carreteras y los caminos son suyos, después Veracruz.
La caravana tiene éxito y suma personas porque, más allá de las motivaciones de su arranque, muchos migrantes la ven como una manera de llegar cerca de la frontera norte sin necesidad de pagar a traficantes y se van sumando. Eso quiere decir que estos éxodos son integrados, en su mayoría por los más pobres, los que no podrían nunca pagar los miles de dólares que necesitan para llegar a Estados Unidos.
No hay un solo migrante que no hable mal de funcionarios del INM y de las policías que se topa en el camino. Los extorsionan, los maltratan, les roban. Ahora, la caravana ha hecho crisis.
Y con eso ha exhibido al Estado mexicano.
No hay un solo migrante que no hable mal de funcionarios del INM y de las policías